Según los datos del gobierno, hay 4,3 millones de personas afectadas. De los 800 mil evacuados, muchos han perdido todas sus posesiones y 330 mil se encuentran en refugios de emergencia. La Cruz Roja llamó a hacer colectas en todo el país y buscaba voluntarios para empaquetar cajas de suministros para las familias.

La cifra de muertos fue oficializada por los equipos de rescate que continúan con la búsqueda de sobrevivientes de uno de los peores tifones de la historia del país. En tanto, en algunos lugares reina el caos. La ciudad de Tacloban fue escenario de saqueos por parte de personas desesperadas en busca de alimentos, medicamentos y otros artículos.

"Haiyan" cortó el suministro eléctrico, las comunicaciones, dañó los aeropuertos y bloqueó las carreteras con escombros al azotar el este y centro de Filipinas, lo que complica mucho las labores de rescate y deja a cientos de miles de afectados sumidos en montañas de ruinas. "No desesperen, la ayuda está en camino", prometió el presidente Benigno Aquino a sus ciudadanos, durante una visita a Tacloban.

Aquino no quiso confirmar que la cantidad de muertos era de 10 mil. Se l imitó a decir que "las cifras son alarmantes" y criticó a las autoridades locales y regionales por el alcance de los daños, porque días antes ya se había advertido de la peligrosidad de "Haiyan".

Los equipos de rescate enfrentan una tarea ingente porque los aeropuertos están destruidos, los puertos dañados y las calles intransitables. Las localidades apartadas siguen incomunicadas aunque por la tarde pudo repararse una torre que devolvió la señal de móvil a Tacloban.

En toda la provincia de Leyte, la más afectada, se produjeron saqueos, señaló Roger Mercado, gobernador de la adyacente provincia de Leyte Sur. Cientos de policías de Manila fueron enviados a Tacloban, de unos 220 mil habitantes, para ayudar a restaurar el orden en las zonas devastadas, señaló el portavoz Reuben Sindac.