14:42 › SUIZA
En un lujoso hotel de Montreux, el secretario general de la ONU, Ban-Ki moon, abrió el diálogo entre los representantes de 39 países y se esperanzó con que "tras casi tres dolorosos años de conflicto y sufrimiento en Siria, hoy hay una esperanza frágil pero real". Las primeras diferencias se notaron rápidamente y el presidente de la delegación de la oposición siria, Ahmed al Yarba, coincidió con el secretario de Estado norteamericano John Kerry acerca de la necesaria exclusión del presidente Bashar Al Assad en un gobierno de transición. Por su parte, el ministro de Exteriores sirio, Walid al Muallem, negó las denuncias de tortura a los detenidos políticos.
En la apertura de la cumbre, Ban se dirigió a las delegaciones gubernamental y opositora de Siria para decirles que tienen "la oportunidad y la responsabilidad" de impulsar a partir de estas conversaciones de paz "un proceso político" que ponga fin al sufrimiento del pueblo sirio.
El secretario general se refirió a los constantes bombardeos aéreos, la destrucción de colegios, hospitales y mercados, los coches bomba y ataques suicidas que están llevando a la población siria "a la muerte, destrucción y desplazamiento".
También instó a las partes a comprometerse a cumplir lo establecido en el llamado "Comunicado de Ginebra", acordado en 2012, donde se plantea la creación de un órgano de gobierno con todos los poderes ejecutivos que conduzca al país a una transición política que ponga fin a la lucha armada.
Para avanzar en ese camino, Kerry excluyó totalmente la presencia del líder sirio en un futuro gobierno transitorio y lo acusó de "ser responsable de los peores crímenes contra su propio pueblo". "No hay manera ni posibilidad de que un hombre que ha matado a su pueblo pueda volver a ser un gobernante legítimo", subrayó Kerry.
Sin embargo, el jefe de la diplomacia estadounidense reconoció que la construcción de un gobierno transitorio debe realizarse con el "consentimiento mutuo" de las partes, por lo que no deberá "ser objetado" por nadie.
Kerry indicó que el conflicto se ha cobrado más de 130 mil muertes y recriminó al régimen dejar morir a la gente de hambre "como arma de guerra", además de otras estrategias que suponen "un ataque a la dignidad humana".
Por su parte, el canciller de Rusia, Serguei Lavrov, afirmó que las negociaciones que comienzan hoy en Suiza "no serán fáciles ni rápidas", pero destacó que "hay una oportunidad real para lograr la paz. No tenemos el éxito garantizado al cien por cien, pero sí creo que hay una oportunidad real para la paz".
El ministro ruso instó al gobierno sirio y a la oposición a colaborar para aliviar la situación de los civiles y fortalecer la confianza entre las partes para que las negociaciones tengan continuidad.
Sobre la ausencia de algunas facciones de la oposición, Lavrov indicó que esa situación "debe ser corregida" e incluir en el proceso de paz, "aunque no sea desde el primer día", a grupos de la oposición que operan dentro de Siria y que desean participar en las negociaciones.
El ministro de Exteriores sirio fue el primero en tener la palabra y se encargó de leer un largo discurso con la posición de Damasco, a pesar de sobrepasar los diez minutos de tiempo acordado para cada expositor. Al Muallem llegó a Montreux para convencer a los gobiernos occidentales de que les interesa más luchar junto con Al Assad contra el terrorismo islamista que apoyar a los rebeldes en su lucha por la "dignidad" y la "libertad".
Mientras en Suiza comenzar la conferencia, el régimen sirio rechazaba las últimas acusaciones de tortura al negar "autenticidad alguna" a las fotografías difundidas por The Guardian y la CNN. "Se trata de informaciones con una motivación política, carentes de objetividad y profesionalidad", indicaron las autoridades sirias.
A su turno, el presidente de la delegación de la oposición siria también apeló a las emociones de los participantes con relatos de las atrocidades de guerra, resumió en pocas palabras el mensaje más importante que lleva la oposición a Suiza: el deseo de implementar el documento de Ginebra 1 adoptado en verano de 2012, que prevé un alto el fuego, la puesta en libertad de presos políticos y la formación de un gobierno de transición con al participación de la oposición.
Ahmed al Yarba aseguró que la oposición siria está dispuesta a llegar a una cuerdo con el régimen siempre y cuando la familia Al Assad no desempeñe ningún papel en el mismo.
Por su parte, Jordania y Turquía, dos de los países vecinos de Siria que acogen más refugiados de la guerra civil, pidieron que se garantice su retorno en condiciones seguras. Ambos, junto con Irak y el Líbano, soportan la mayor carga de refugiados generada por el conflicto.
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