14:40 › "ES FUENTE DE MALENTENDIDOS Y CONFUSIóN"
El vocero papal, Federico Lombardi, afirmó que la charla telefónica que Francisco mantuvo con una mujer divorciada, a la que habría autorizado a comulgar, debe ser interpretada "en el marco de las relaciones personales pastorales" del obispo de Roma, y consideró que de la difusión de ese tipo de llamadas "hay que evitar deducir consecuencias relativas a la enseñanza de la iglesia".
"Dado que no se trata en absoluto de actividades públicas del Papa, no se deben esperar informaciones o comentarios por parte de la Oficina de Prensa", aclaró Lombardi a través de un comunicado en el que puntualizó que "lo que se ha difundido en este sentido, saliendo del ámbito propio de las relaciones personales y su consiguiente amplificación por parte de los medios de comunicación, no está confirmado como fiable y es fuente de malentendidos y confusión".
"Por lo tanto -añadió- hay que evitar deducir de todo ello consecuencias relativas a la enseñanza de la Iglesia."
El martes, un santafesino, Julio Sabetta, dio a conocer a través de su cuenta de Facebook el contenido de una conversación que, según afirmó, sostuvo su pareja con el propio Bergoglio y de la que se deriva que los divorciados que participan de la comunicación sacramental “no hacen nada malo”. “Hoy me pasó una de las cosas más lindas después del nacimiento de mis hijas”, escribió Sabetta. Y agregó: “Tuve la llamada en mi casa de nada más y nada menos que del papa Francisco”.
Según el hombre, todo tuvo su origen cuando su actual pareja decidió escribirle al Papa para plantearle un dilema: no puede comulgar porque, al estar divorciada y vuelta casar, esa situación la hace sentir en falta con la Iglesia. La carta de la mujer exponiendo el tema y pidiendo una solución fue hasta el Vaticano y la respuesta llegó ayer –según afirma Sabetta– a través de una llamada telefónica directa del propio Papa.
Ni el Vaticano ni la Iglesia local confirmaron o desmintieron la noticia, pero en declaraciones periodísticas Sabetta afirmó que él mismo atendió el teléfono, que el Papa se presentó como “el padre Bergoglio” y le pidió hablar con su mujer, con quien mantuvo luego una conversación de unos diez minutos. “Le dijo que es un tema que se está tocando en el Vaticano, porque el divorciado que comulga no está haciendo nada malo”, aseguró.
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