A pesar de la vía humanitaria abierta para el traslado de alimentos y víveres a los habitantes de esas dos ciudades independizadas, los habitantes de la ciudad de Donetsk informaron de intensos bombardeos contra varios barrios. Allí hay más de 40 mil ciudadanos sin luz, mientras que en Lugansk, los más de 200 mil residentes llevan dos semanas sin agua ni electricidad.

Ucrania y Rusia enviaron convoyes de ayuda a la zona. Sin embargo, siguen debatiendo sobre el convoy de ayuda ruso: unos 280 camiones con unas 2 mil toneladas de bienes se encuentran varados desde el jueves en Starobelsk, en territorio ruso, cerca de la frontera con Ucrania, que deben ser controlados.

El gobierno ucraniano acusa a Rusia de obstaculizar y retrasar la acción humanitaria, asegurando que distintas autoridades dieron la vuelta malintencionadamente a los hechos.

Rusia exigió un alto el fuego en la zona de crisis que permita el reparto de la ayuda de su controvertido convoy humanitario, informó el Ministero de Exteriores de Moscú. La seguridad de la misión de la Cruz Roja debe garantizarse de forma inmediata, señaló.

Un portavoz del Ministerio de Defensa ucraniano afirmó, por su parte, que se está estrechando el cerco en torno a la ciudad de Gorlovka, al noreste de Donetsk, aunque admitió que la crisis en esa región "durará mucho tiempo".

"Es el momento de poner fin al conflicto", dijo el presidente finlandés, Sauli Niinisö, durante una visita hoy a Kiev. Una ocasión para ello sería la prevista reunión mañana en Berlín de los ministros de Exteriores de Ucrania, Rusia, Francia y Alemania, consideró.