"El sufrimiento inmenso de mucha gente clama al cielo, y nuestros propios intereses de seguridad están amenazados", manifestó Merkel en la sesión extraordinaria convocada en el Bundestag (Cámara baja) para explicar la decisión adoptada ayer por su Ejecutivo. Si bien Merkel ratificó la apuesta de su gobierno a la vía diplomática para abordar el conflicto, aseguró que "hay situaciones en las que sólo los medios militares permiten que sea posible de nuevo una salida política". La canciller aseguró que su Ejecutivo es consciente de los riesgos que implica la decisión de enviar armas, pero subrayó la necesidad de actuar por "responsabilidad internacional" para evitar nuevos "genocidios" y que los extremistas cuenten con otro refugio.

La ofensiva que inició el sunnita EI en junio pasado en el norte de Irak, donde pretende instaurar un califato que incluya también las zonas que controla en la vecina Siria, justificó el retorno de Estados Unidos al país árabe, que desde el 8 de agosto pasado realiza bombardeos en el norte del país para ayudar a combatir a los extremistas, poco más de dos años después de que retirara sus tropa de Irak, en diciembre de 2011, tras ocho año de invasión.

Merkel insistió en que el conflicto amenaza a Irak y a la estabilidad de los países vecinos, como Jordania y Turquía, y afectará a toda la región, lo que pone en peligro la seguridad de Alemania y de Europa. La canciller alemana insistió en que el envío de armas a los kurdos se realiza con autorización del gobierno central de Bagdad y en que Alemania no tiene ningún interés en impulsar "fuerzas centrífugas" en el país, en referencia a las aspiraciones de autonomía del pueblo kurdo.

El líder del grupo socialdemócrata, Thomas Oppermann, por su parte, defendió ante el Parlamento la decisión de su partido de apoyar el envío, convencido de que es una "ayuda de emergencia" y de que se trata de "una excepción", no la "ruptura de un tabú". La oposición, a su turno, centró la mayoría de sus críticas en la imposibilidad de controlar las armas una vez que lleguen a un territorio en guerra. El líder de la Izquierda, Gregor Gysi, advirtió del riesgo de que el armamento acabe en manos del Estado Islámico. "Si algo sobra en Irak, son armas", subrayó el dirigente y lamentó que la lucha contra el EI no se haga con un mandato del Consejo de Seguridad de la ONU. El portavoz de Los Verdes, Anton Hofreiter, también reclamó ese respaldo internacional, al tiempo que instó a presionar a los países que apoyan con financiación y armas a los yihadistas, entre ellos Arabia Saudita y Qatar.

El acuerdo del gobierno alemán incluye el envío este mismo mes de misiles antitanque, ametralladoras, lanzagranadas, fusiles de asalto, pistolas y granadas de mano para pertrechar a 4000 soldados kurdos, un equipamiento de alrededor de 70 millones de euros, según el Ejecutivo. Las armas y la munición se enviarán vía Bagdad, bajo el control del gobierno iraquí, y serán transportadas al país con un calendario flexible, con el objetivo de garantizar que llegan de forma adecuada a su destinatario final.

Además del armamento, Alemania aprobó 50 millones de euros en ayuda humanitaria a la región, y Merkel se mostró dispuesta a acoger más refugiados iraquíes, en medio de un conflicto que ya causó el desplazamiento de al menos medio millón de personas.

La misión de la ONU en Irak (UNAMI) informó que al menos 1420 iraquíes murieron por la violencia en el país en agosto, cifra ligeramente inferior a los 1737 de julio o a los 2400 de junio.