20:40 › BRASIL
El exdirector de Refino y Abastecimiento de Petrobras Paulo Roberto Costa, detenido desde marzo por lavado de dinero, aseguró que 49 diputados, 25 senadores, un ministro del Ejecutivo y exgobernadores, tanto del oficialismo como de la oposición liderada por la candidata presidencial Marina Silva y su antecesor fallecido Eduardo Campos, beneficiaron a constructoras con contratos de la petrolera brasilera. La jefa de Estado, Dilma Rousseff, prometió "tomar las medidas oportunas".
La denuncia fue publicada por la prensa brasileña en plena campaña electoral. Y no bien fue dada a conocer, la presidenta salió a responder los posibles vínculos del hecho con sus funcionarios y legisladores. Consideró que, hasta ahora, las denuncias no pasan de "especulaciones", puesto que el interrogatorio al exdirectivo de Petrobras se está realizando en secreto, y vinculó en Marina Silva en el escándalo.
"Surgen voces que amenazan esta gran riqueza nacional (petróleo). La candidata Marina Silva es una de ellas", afirmó Rousseff en un video de campaña difundido hoy en la televisión.
El caso se refiere al supuesto pago de sobornos millonarios a decenas de políticos por parte de constructoras que ganaron contratos con Petrobras entre 2004 y 2012. Si bien no se difundieron los nombres de todos los acusados, se supo que algunos de ellos son el excandidato presidencial por el Partido Socialista Brasileño, el fallecido Eduardo Campos, por entonces gobernador de Pernambuco.
Aunque Marina Silva era correligionaria de Campos, su militancia en el PSB es reciente y circunstancial. Se afilió al partido en octubre del año pasado para poder participar en las elecciones, es decir lejos del período del que datan los presuntos pagos de soborno. Además de rechazar las denuncias en su contra, también trató de liberar de culpa y cargo a su excompañero de fórmula: "El hecho de que hubiera una inversión de Petrobras en su estado no da el derecho, a quien quiera que sea, de colocarle (a Campos) en la lista de los que cometieron irregularidades", dijo.
Roberto Costa también acusó al ministro de Minas y Energía, Edison Lobão; y los presidentes del Senado, Renan Calheiros, y de la Cámara de los Diputados, Henrique Eduardo Alves. Todos los citados por la prensa negaron su implicación en el caso y desmintieron haber recibido cualquier pago de Costa.
Por su parte, Rousseff sostuvo que, de ser verdad, el escándalo traería "consecuencias terribles" para el país, y acusó a Silva de querer "desmontar Brasil" con sus propuestas económicas.
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