En el que fue el vigésimo primer voto de confianza de su gobierno, que asumió en febrero último, las reformas de Renzi concitaron el apoyo de 165 legisladores, mientras que 111 se opusieron y otros dos se abstuvieron.

Al conocer el resultado de la votación, en la madrugada de hoy, el primer ministro italiano aseguró que la desregulación del mercado laboral impulsará la creación de empleo, y que su paquete de reformas prevé también una ampliación de los programas de beneficios sociales para los desempleados.

La Cámara de Diputados realizará una votación separada sobre las reformas, por lo que las modificaciones -que economistas liberales consideran la solución para que Italia deje atrás dos décadas de estancamiento económico- no podrán ser implementadas por el gobierno hasta dentro de varios meses.

Italia está sumergida en medio de una de sus peores crisis desde la Segunda Guerra Mundial, en la que su economía se contrajo en 11 de los últimos 12 meses. El desempleo supera el 12 por ciento, mientras que la tasa de desempleo entre los menores de 25 años alcanzó un nivel récord en agosto pasado del 44,2 por ciento.

El eje del debate es el nuevo régimen de despidos, que los simplifica para los nuevos trabajadores que se incorporen al mercado laboral, los restringe a casos más acotados que en el "artículo 18" del estatuto del trabajo vigente y ata los derechos de los recién ingresados al tiempo de trabajo en la empresa.

Previo al conteo de los votos senatoriales hubo un tenso debate parlamentario en el que los senadores opositores acosaron con preguntas al ministro de Trabajo, Giuliano Poletti, lanzaron un libro contra el presidente del Senado, Piero Grasso, y saltaron sobre sus bancas para protestar contra el gobierno.

En ese marco, más de dos mil personas se concentraron en las inmediaciones de la cumbre para protestar contra las reformas, episodio en el que se produjeron algunos enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.