Der Spiegel citó una comparecencia a puertas cerradas y confidencial que dio recientemente el jefe del espionaje de la potencia europea, Gerhard Schindler, a la comisión de secretos oficiales del Parlamento en Berlín, en la que detalló que los separatistas derribaron al avión comercial con un misil de un sistema antiaéreo de fabricación rusa del tipo Buk, que habían tomado de una base ucraniana.

El BND, no obstante, no pudo explicar por qué o en qué circunstancias los milicianos rebeldes atacaron al avión malayo. Los gobiernos separatistas que tomaron el poder hace más de seis meses en las provincias orientales de Donetsk y Lugansk niegan haber atacado y derribado al avión malayo y acusan al Ejército ucraniano y a los grupos paramilitares, que desde hace meses pelean con él.

A pesar de la tregua, las escaramuzas de la guerra continuaron hoy y dejaron al menos cuatro civiles muertos y nueve heridos en la ciudad de Donetsk.

El gobierno local separatista local acusó al Ejército y las milicias que responden al gobierno de atacar los barrios de Petrovski, Kirovski, Kúybishevski y Kievski, en el oeste y noroeste del centro la urbe, y provocar la muerte de al menos cuatro civiles.

Un comunicado del gobierno rebelde informó que las víctimas fueron alcanzadas por fragmentos de proyectiles y que el fuego de artillería que se sintió en estas zonas durante la madrugada destruyó además varios edificios.

La ciudad solía tener una población de cerca de un millón de personas, sin embargo, a lo largo de los últimos cinco meses de ataques y combates, cientos de miles de civiles huyeron y buscaron refugio en otras ciudades ucranianas o del otro lado de la frontera, en territorio ruso.

La ONU estimó que más de 3.600 ya fallecieron en el conflicto ucraniano y, en el último mes, Donetsk se convirtió en el epicentro de los enfrentamientos armados.