Vie 05.12.2014

21:12  › NIETO 116

Una búsqueda que comenzó en 1977

A través de un comunicado, Abuelas de Plaza de Mayo precisó que la recuperación del hijo de Hugo Alberto Castro y de Ana Rubel, ambos desaparecidos, fue la culminación de una investigación iniciada con la información proporcionada por sobrevivientes de la ESMA y por una prima de su madre, secuestrada durante la última dictadura cívico militar.

El nieto 116 se enteró en agosto de este año de que no era hijo de quienes decían ser sus padres, y en octubre se acercó a Abuelas para hacerse un análisis genético.

Ana había sido secuestrada en enero de 1977 con un embarazo de dos meses y parió cinco meses más tarde durante su cautiverio en la ESMA. Había nacido el 27 de julio de 1949 en Resistencia (Chaco), y Hugo, el 1 de septiembre de 1951 en la localidad bonaerense de San Isidro, detalló el pormenorizado informe proporcionado por Abuelas.

Hugo fue secuestrado el 15 de enero de 1977 en la vía pública cuando iba en su auto y dos o tres días después fue capturada ella por el Ejército en su domicilio de Villa Crespo, en la Capital Federal. La pareja permaneció prisionera en algún centro clandestino de detención del Ejército hasta que Ana fue trasladada a la ESMA.

En la enfermería del sótano, dio a luz a su hijo, quien nació sietemesino y con un peso de menos de dos kilos. Las sobrevivientes Sara Solarz de Osatinsky y Alicia Milia presenciaron el parto, que fue atendido por un médico de la ESMA. El niño fue separado de su madre y apropiado. Ana y Hugo permanecen desaparecidos.

La familia Castro buscó a Hugo, a su mujer y al niño nacido en cautiverio desde un primer momento, ya que sabían que estaba esperando un hijo con su nueva pareja, a quien aún no conocían. Su denuncia data del año 1984.

Por su parte, los Rubel sólo buscaban a Ana porque ignoraban el embarazo y que había formado pareja con Hugo Castro.

El 18 de enero de 1977 la familia Rubel recibió un telegrama donde les informaban que debían viajar a Buenos Aires porque su hija se encontraba muy enferma y ese mismo día partieron desde Resistencia. Al llegar, no dieron con ella pero sí encontraron su departamento violentado y revuelto. Como el resto de los familiares de desaparecidos, presentaron denuncias en organismos públicos y hábeas corpus pero sin resultados.

La familia Rubel ya había padecido el terrorismo de Estado: el hermano de Ana, Oscar Rubel, había sido asesinado en 1974.

En cuanto al vínculo entre Ana y Hugo, pudo ser corroborado 30 años después por la investigación de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) y las declaraciones de los sobrevivientes de la ESMA, que confirmaron que la mujer mencionada en las denuncias como “Ana de Castro” era Ana Rubel de Castro.

Sabido esto, Perla Rubel, la hermana de Ana, se comunicó con su prima Delia Susana Horowitz, quien había sido la última persona en estar con ella antes de que la secuestraran. Delia le ratificó que ese día, 17 de enero de 1977, Ana le había contado que estaba embarazada.

Como los padres de Ana ya habían fallecido, a pedido de Abuelas se realizó la exhumación de sus cuerpos para obtener material genético e incorporarlo al Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG). De esta manera, en 2008 pudo completarse el perfil genético del grupo familiar Castro Rubel.

El hijo de Ana Rubel y Hugo Castro se enteró en agosto de este año que no era hijo de quienes decían ser sus padres. Al principio le negaron información pero finalmente el hombre que lo crió, médico de profesión, le confesó que, durante una de sus guardias en el Hospital Pedro Elizalde, dos hombres entraron con un bebé prematuro en brazos y que, como nadie lo reclamaba, se lo quedó. El niño fue inscripto como hijo propio y es por eso que hasta hace tres meses no dudaba de su identidad.

El joven se acercó a Abuelas de Plaza de Mayo el 16 de octubre último para comenzar la búsqueda sobre su origen y fue recibido por miembros del equipo de Presentación Espontánea del organismo, quienes de inmediato solicitaron a la Conadi la realización “urgente” del examen de ADN.

El jueves último, el BNDG informó el resultado y el joven recibió la noticia con alegría y tranquilidad, habló con sus tíos por teléfono y conoció personalmente a Alicia Milia, la compañera de cautiverio de su madre que lo vio nacer.

"Una vez más brindamos por la libertad de un nuevo nieto que se atreve a conocer su verdad y alentamos a todos aquellos que puedan aportar información sobre posibles hombres y mujeres que estén en la misma situación", concluyó el comunicado de Abuelas.

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