"No pensamos en el diálogo actualmente, se deben cumplir pasos sobre el terreno y luego conversaremos", dijo Yasin a la prensa luego de su participación en la cumbre de jefes de Estado árabes, que se celebra en Egipto. Además, acusó a los rebeldes de frustrar el diálogo entre las fuerzas políticas, reunidas en Saná bajo la mediación del enviado especial de la ONU para el Yemen, Yamal Benomar.

Por otro lado, señaló que el Ejército yemení está controlado por el expresidente Ali Abdalá Saleh, del que dijo que emplea este aparato de seguridad para apoyar a los rebeldes y proporcionarles las armas. "Los hutíes no controlan el Ejército, es Saleh quien lo domina aprovechándose del largo periodo que pasó en el poder y de que la mayoría de los oficiales todavía le son leales", aseguró.

En tanto, la situación en Adén es tan grave que cientos de personas, en su mayoría diplomáticos y personal de Naciones Unidas, fueron evacuadas del país. Allí, los grupos armados circulan, a veces en tanques, en medio de ruidos de disparos y explosiones. Por la tarde, toda la ciudad tembló tras poderosas explosiones en un gran depósito de armas al pie de la montaña Jebel Hadid, cerca del puerto.

Mientras los bombardeos de una coalición árabe dirigida por Arabia Saudita, que procura detener el avance de los hutíes, proseguían en Saná, en Adén ya son 75 las personas muertas en tres días de combates. La milicia chiita se extendió desde su feudo en el norte del país hacia el centro y el este de Yemen, antes de continuar hacia el sur, haciéndose con el control de varias bases y regiones.

Algunos jóvenes voluntarios de los comités muestran con orgullo sus ametralladoras y lanzacohetes. En una calle, dos jóvenes se ayudan mutuamente a cargar con una caja de municiones demasiado pesada para ellos. De repente, se oyen disparos: "Estoy probando mi kalashnikov", dice el que realizó los disparos.