19:53 › VATICANO
En su encíclica ecológica, el papa Francisco señaló que "el calentamiento es un problema global con graves dimensiones ambientales, sociales, económicas, distributivas y políticas" y subrayó que si "el clima es un bien común, de todos y para todos", el impacto de su alteración recae en los más pobres, mientras que los que "tienen más recursos y poder económico o político parecen concentrarse sobre todo en enmascarar los problemas o en ocultar los síntomas".
"Hay más sensibilidad ecológica en las poblaciones, pero no alcanza para modificar los hábitos dañinos de consumo, que no parecen ceder sino que se amplían y desarrollan", alerta el pontífice en el documento de 191 páginas, que pone la lupa sobre varios fenómenos que contribuyen a algunos de los "efectos" del cambio climático y de los "dañinos" hábitos de consumo actuales.
"Los mercados, procurando un beneficio inmediato, estimulan todavía más la demanda. Si alguien observara desde afuera la sociedad planetaria, se asombraría ante semejante comportamiento que a veces parece suicida", lamentó Francisco y ejemplificó: "Es lo que sucede-explica-con el creciente aumento del uso y de la intensidad de los aires acondicionados".
"Muchos dirán que no tienen conciencia de realizar acciones inmorales, porque la distracción constante nos quita la valentía de advertir la realidad de un mundo limitado y finito", reflexionó y agregó que en ese contexto "cualquier cosa que sea frágil, como el medio ambiente, queda indefensa ante los intereses del mercado divinizado, convertidos en regla absoluta".
"Mientras tanto, los poderes económicos continúan justificando el actual sistema mundial, donde priman una especulación y una búsqueda de la renta financiera que tienden a ignorar todo contexto y los efectos sobre la dignidad humana y el medio ambiente", apuntó.
Ante esta situación, Francisco enciende luces de alarma: "Es previsible que, ante el agotamiento de algunos recursos, se vaya creando un escenario favorable para nuevas guerras, disfrazadas detrás de nobles reivindicaciones". "La guerra siempre produce daños graves al medio ambiente y a la riqueza cultural de las poblaciones, y los riesgos se agigantan cuando se piensa en las armas nucleares y en las armas biológicas", advirtió.
Sin embargo, el pontífice consideró que "la humanidad tiene aún la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común" ya que "el ser humano es todavía capaz de intervenir positivamente" y reafirmó que "no todo está perdido, porque los seres humanos, capaces de degradarse hasta el extremo, pueden también superarse, volver a elegir el bien y regenerarse".
El texto está atravesado por algunos ejes temáticos que analizan el tema de la creación desde una perspectiva interdisciplinaria y hacen foco en "la íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta, la convicción de que en el mundo todo está conectado, la crítica al nuevo paradigma y a las formas de poder que derivan de la tecnología".
Por eso, pone el eje en "la invitación a buscar otros modos de entender la economía y el progreso, el valor propio de cada criatura, el sentido humano de la ecología, la necesidad de debates sinceros y honestos, la grave responsabilidad de la política internacional y local, la cultura del descarte y la propuesta de un nuevo estilo de vida".
Francisco afirmó que por el camino actual, "el paradigma tecnológico también tiende a ejercer su dominio sobre la economía y la política", impidiendo reconocer que "el mercado por sí mismo no garantiza el desarrollo humano integral y la inclusión social".
El representante de la Iglesia Católica, también resaltó entre sus preocupaciones principales "la cuestión del agua", por lo que afirma sin peros que "el acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos".
En ese sentido, el papa también señaló que "la pérdida de la biodiversidad” es otro eje problemático y afirmó que "cada año desaparecen miles de especies vegetales y animales que ya no podremos conocer, que nuestros hijos ya no podrán ver".
Entre otro problemas cruciales "cruciales", Francisco advirtió sobre los límites del progreso científico, con clara referencia a los organismos genéticamente modificados, que son "una cuestión ambiental de carácter complejo".
"En algunas regiones su utilización ha provocado un crecimiento económico que ayudó a resolver problemas, hay dificultades importantes que no deben ser relativizadas, por ejemplo, una concentración de tierras productivas en manos de pocos", reclamó.
De esta manera, el documento papal realiza un duro juicio sobre las dinámicas internacionales recientes y afirma que "las cumbres mundiales sobre el ambiente no respondieron a las expectativas porque, por falta de decisión política, no alcanzaron acuerdos realmente significativos y eficaces".
"Hago una invitación urgente a un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta. Necesitamos una conversación que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos".
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