21:17 › UN NOBEL DE LA PAZ EN PROBLEMAS
El presidente de Estados Unidos le pidió disculpas por teléfono a la presidenta de Médicos Sin Fronteras (MSF), Joanne Liu, por el bombardeo contra un hospital afgano en el que murieron 22 personas, sobre el que el grupo humanitario exigió una investigación internacional independiente.
Obama llamó a Liu para "disculparse y expresar sus condolencias por los trabajadores de MSF y los pacientes que murieron o fueron heridos cuando un bombardeo estadounidense atacó por error un hospital de campaña en Kunduz", dijo el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest.
El mandatario estadounidense le aseguró a Liu que la investigación del Pentágono "daría un recuento transparente, exhaustivo y objetivo de los hechos y circunstancias del incidente", dijo Earnest.
Obama también llamó al presidente afgano, Ashraf Ghani para expresar sus condolencias y felicitó a las "valientes" tropas afganas que se enfrentan a los talibanes en Kunduz.
Pero MSF, que calificó al ataque de "crimen de guerra", advirtió que "no confía en una investigación militar interna". Liu reclamó una "comisión internacional humanitaria para restablecer los hechos" del sábado que condujeron a la muerte de 12 empleados de la ONG y 10 pacientes, y a la destrucción del edificio principal de su hospital, vital para los civiles atrapados entre el fuego de los combates.
"No se trató únicamente de un ataque contra nuestro hospital, sino de un ataque contra las Convenciones de Ginebra. No lo toleraremos", afirmó Liu, invocando las reglas del derecho humanitario en tiempos de guerra.
Firmadas en 1949, las Convenciones de Ginebra reglamentan sobre todo el comportamiento que los beligerantes deben adoptar para proteger a los heridos y enfermos "en cualquier circunstancia". El MSF reclama que se ponga en marcha la comisión investigadora contemplada en esas convenciones, creada en 1991, pero que nunca ha sido utilizada y que requiere el impulso de uno de sus 76 Estados signatarios.
Mientras la titular de MSF en Estados Unidos, Jason Cone, pidió a Obama que acepte esa comisión, señalando que de esa manera enviaría "una poderosa señal del compromiso y el respeto de Washintong por el derecho humanitario internacional y las reglas en tiempos de guerra", el general estadounidense John Campbell, comandante de los 13.000 soldados extranjeros desplegados en Afganistán, reconoció ante el Senado que el bombardeo había sido un "error", cosa que MSF rechaza.
Para el presidente de la filial francesa del grupo humanitario, Mego Terzian, el bombardeo "lastimosamente no fue un error".
Ante la comisión de Fuerzas Armadas del Senado, Campbell dijo que el ataque fue solicitado por los afganos, pero decidido por la cadena de mando estadounidense. Según el diario The New York Times, que cita a una fuente de su entorno, el general Campbell estima que las fuerzas especiales estadounidenses "no siguieron" las reglas que preceden un bombardeo.
Un bombardeo es legítimo sólo en caso de "eliminación de terroristas, protección de soldados estadounidenses en dificultad y en apoyo a las tropas afganas", explica el diario. "Muy probablemente" el ataque de Kunduz "no entra en ninguna de estas categorías", afirmó el general Campbell, en declaraciones privadas divulgadas por su entorno al rotativo.
Incluso, las fuerzas estadounidenses que realizaron este ataque "no visualizaban el blanco" que sus homólogos afganos les pedían atacar, según la misma fuente. Para justificar el bombardeo, el ejército afgano afirmó que había talibanes dentro del establecimiento sanitario.
MSF admitió que "es muy posible" que hubiese "combatientes" heridos que eran atendidos en el momento del ataque, pero indicó que tampoco esto justificaba el ataque.
Kunduz es una ciudad estratégica del norte de Afganistán, cerca de la frontera con Tayikistán, que hace unos días cayó en las manos de los talibanes, antes de ser arrebatada por las fuerzas afganas. Actualmente, "la mayor parte" de Kunduz está bajo el control de las tropas afganas, asegura Campbell.
Pero el hecho de que los talibanes hayan logrado apoderarse de esta ciudad, aunque sea brevemente, muestra las dificultades que tienen las fuerzas afganas para contener a los combatientes islamistas.
El general Campbell, que reconoce esta situación, propuso reforzar el dispositivo militar estadounidense después de 2016. Pero por ahora, Estados Unidos prevé mantener en Afganistán únicamente a 1000 soldados, frente a 9800 actualmente. Esta fuerza se centraría en la embajada estadounidense en Kabul.
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