"No descartamos ninguna hipótesis (...) Tenemos el máximo interés en que eso se aclare", dijo el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz y añadió: "Estamos ante un ataque terrorista en el que han fallecido dos ciudadanos españoles y en el que nuestros intereses han sufrido graves daños. Es, por tanto, un ataque contra España y contra su colaboración en la consolidación de la democracia en Afganistán".

El gobierno de Mariano Rajoy recalcó, además, que aunque "un comunicado de los terroristas y la información de la propia Policía afgana señalan que el objetivo del atentado no era la embajada de España", el ataque "fue contra España".

Rajoy convocó para una reunión del llamado pacto antijihadista, un acuerdo suscrito en febrero por él mismo y por el líder de la oposición, el socialista Pedro Sánchez, al que se unieron después otros partidos para luchar contra el terrorismo internacional.

Las primeras informaciones sobre el ataque fueron confusas. El propio Rajoy aseguró en la noche del viernes que la delegación diplomática no había sido el objetivo de los talibanes, sino que el ataque iba dirigido contra una casa de huéspedes cercana. Un día después, el Gobierno matizó la versión y aseguró que fue "contra España".

Según el relato oficial, hubo una explosión de un coche bomba que causó "graves daños" a la embajada española y a la que siguió un tiroteo de una hora aproximadamente. Tres de los atacantes entraron en los locales del recinto diplomático, compuesto por tres edificios.