Lun 11.01.2016

19:33  › LA RUPTURA CON ESPAñA TIENE NUEVO LíDER

Cataluña estrena un gobierno hacia la independencia

El independentista Carles Puigdemont, flamante presidente de la Generalitat, designará en los próximos días el gobierno que lo acompañará en su tarea de proclamar la independencia de la región y que agudizará la confrontación con el ejecutivo español. En una primera muestra de la tensión existente entre ambos poderes, el rey Felipe VI evitó recibir en audiencia a la presidenta del parlamento catalán, Carme Forcadell, una de las figuras más representativas del independentismo, quien debía comunicarle el resultado de la votación (70 votos a favor de la investidura de Puigdemont y 63 en contra), un acto protocolar antes de que el monarca firme el decreto de nombramiento, trámite que la Casa Real pidió hacer por escrito.

El Parlamento de Cataluña eligió a Carles Puigdemont como presidente regional con el apoyo de las formaciones que impulsan el proceso soberanista, en una sesión en la que advirtió que dejará "la piel" para lograr la independencia de esa región española. Puigdemont resultó elegido presidente con mayoría absoluta, gracias a 70 votos a favor -62 de la coalición Junts Pel Sí (JxSí) y 8 del partido de izquierda radical, CUP-, y el voto en contra de los 63 diputados del resto de las formaciones del Parlamento regional -Ciudadanos (liberales centristas), PSC (socialistas), Si que es Pot (izquierda) y PP (centroderecha)-. Dos de los diputados del partido de izquierda radical CUP (10 diputados) se abstuvieron.

La investidura de Puigdemont fue posible, a dos horas de que expirara el plazo para que automáticamente se convocaran nuevos comicios, gracias a la renuncia de Artur Mas, anterior presidente regional, y un acuerdo in extremis firmado en la víspera entre Junts Pel Sí y la CUP. La coalición JxSí -formada por heterogéneas formaciones políticas- fue la lista más votada en las elecciones regionales pero necesitaba los votos de la CUP para investir a su candidato y proseguir con su plan de "desconexión" de España.

Puigdemont pidió perdón a los ciudadanos por las tensas negociaciones que terminaron con su proclamación, y celebró el acuerdo alcanzado ya que garantiza la estabilidad de un nuevo Ejecutivo regional que empezará a caminar "a la luz" de la declaración rupturista aprobada en noviembre -que posteriormente anuló el Tribunal Constitucional- y que iniciará "el proceso para constituir un Estado independiente en Cataluña".

El programa de Gobierno presentado por Puigdemont en su investidura es calcado al que presentó Mas en el fallido pleno de hace unos meses, y contempla la creación de una "Hacienda propia" catalana, "un Banco Central de Cataluña" e incluso "aduanas" propias.

Los portavoces de los partidos de la oposición recriminaron al nuevo jefe del Ejecutivo catalán ser el encargado de un proyecto "ilegal", como declaró la líder de Ciudadanos Inés Arrimadas, mientras que el socialista Miquel Iceta espetó a Puigdemont: "No a la independencia, a ilegalidad y a su investidura".

El acuerdo alcanzado ayer compromete a la CUP a "no votar en ningún caso en el mismo sentido que los grupos parlamentarios contrarios al proceso" soberanista o al derecho a decidir "cuando esté en riesgo" la estabilidad del Gobierno regional. Para asegurar este punto, dos de los diez diputados de la CUP se incorporarán a la dinámica del grupo parlamentario de Junst pel Sí (JxSí) "de manera estable".

En respuesta a la investidura de la jornada, el jefe del Ejecutivo español en funciones, Mariano Rajoy, compareció para prometer que cumpliría con su obligación de velar por la ley y la Constitución ante el desafío soberanista y advirtió que "no dejará pasar ni una" a Puigdemont contra la unidad de España ni le permitirá que "se arrogue poderes ilimitados". "Tenemos más instrumentos que nunca para defender nuestra unidad, las principales fuerzas políticas estamos de acuerdo en ello", dijo Rajoy, quien recibió el respaldo del líder de la oposición, el socialista Pedro Sánchez, y el de Ciudadanos, Albert Rivera, que encabeza la cuarta fuerza política en el Congreso.

Rajoy advirtió a los partidos nacionalistas que el Estado "funciona siempre" y la democracia "tiene siempre la misma validez", aunque el Gobierno "esté en funciones", añadió. El nuevo capítulo del pulso soberanista ha avivado el debate nacional sobre la formación de un nuevo Ejecutivo español, donde la cuestión catalana es una de las "líneas rojas" ante los posibles pactos para formar Gobierno, en un escenario marcado por la incertidumbre y sin mayorías parlamentarias.

El capítulo abierto en Cataluña recrudece por otro lado los planes de los socialistas, que quieren emular al Gobierno portugués y plantean formar un Ejecutivo de "gran coalición" de fuerzas progresistas con fuerzas como Podemos, que está a favor de una consulta vinculante sobre la independencia de la región, y partidos nacionalistas.

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