Al menos 83 personas murieron y otras 160 resultaron heridas a primera hora de hoy por la explosión de un coche bomba en una zona comercial de Bagdad que se atribuyó el autodenominado Estado Islámico (EI). Según informó la policía, la explosión, ocurrida en el céntrico distrito de Karada, se produjo en momentos en que la gente salía a hacer compras días antes de que finalice el mes de ayuno del Ramadán. En las imágenes emitidas por las televisiones locales se ven coches calcinados y edificios destrozados.

Entre los muertos, unos 50 no han podido ser identificados debido a que los cadáveres están calcinados, informó la web de noticias independiente Almada Press, que cita a una fuente médica. La cifra de víctimas puede aumentar debido a la dificultad de reconocer los cuerpos y a que aún hay desaparecidos.

El ataque se produce después de varios golpes sufridos por el EI, que ha tenido que retroceder de zonas que controlaba en Irak. Hace justo una semana el Gobierno iraquí anunció que había retomado el control pleno de la ciudad de Falluya.

El primer ministro iraquí, Haider al Abadi, se trasladó al lugar de los hechos, pero tuvo que abandonarlo rápidamente debido a la ira de los vecinos, que lo culpaban de las a su juicio ineficientes fuerzas de seguridad y le tiraron piedras y otros objetos a su comitiva, informó la web independiente Alsumaria. Según la televisión estatal Al Irakiya, Al Abadi acusó a lo que llamó "bandas terroristas" de perpetrar el ataque después de ser "aplastados en el campo de batalla".

El EI reivindicó el ataque a través de un comunicado online en el que señalaba que su objetivo era una multitud de chiitas. Para el EI, de fe sunita, los musulmanes chiitas son considerados herejes.