Jue 23.03.2006

16:49  › EN URUGUAY EL NO A LAS PAPELERAS TAMBIEN EXISTE

Un país con el nombre de un río, que no quiere ser contaminado

Son muchas las muchas voces que desde el interior de Uruguay se oponen a la instalación de las plantas en el río del mismo nombre, y parecieran desmentir una idea generalizada en muchos medios masivos en ambas orillas, aquella de habla del apoyo total y unánime del pueblo uruguayo a las fábricas de celulosa. Algunas visiones y testimonios que no tienen nada que envidiarle a los planteos más duros de Gualeguaychú.

“¿Por qué estoy en contra de las platas de celulosa?”, se pregunta el ambientalista uruguayo Gonzalo Abella, y comienza a responder, y reponderse, con una serie de argumentos que abarcan desde cuestiones ambientales hasta problemas de soberanía nacional y preservación de los recursos naturales. Desde el sitio llamado Biodiversidad en América Latina, Abella asume un deber ético con las nuevas generaciones, “soy abuelo, por eso no debo callar”.

“La fábrica de Botnia en Fray Bentos es un crimen de lesa humanidad contra la población uruguaya y entrerriana porque toma diariamente del Río Uruguay el mismo volumen de agua que todas las ciudades costeras, vertiendo al río diariamente ese mismo volumen contaminado y a altas temperaturas.Los niveles de contaminación son acumulativos y los censores para captar impactos ambientales tempranos no existen en la región”, denuncia Abella.

“La construcción de dos grandes fábricas de celulosa en el río Uruguay, que amenazan con contaminar el cauce binacional, son muestra de la profundización del modelo forestal impuesto por el neoliberalismo en los años 90”, señala Raúl Zibechi, miembro del Consejo de Redacción del semanario Brecha de Montevideo, docente e investigador sobre movimientos sociales en la Multiversidad Franciscana de América Latina.

Desde las páginas del semanario uruguayo Brecha, el periodista Carlos Amorín también interroga “¿Quién necesita a Botnia?” , para luego brindar una serie de datos que dan cuenta de un balance muy poco favorable para el medio ambiente, la creación de empleo a mediano y largo plazo, y una mejor distribución de los beneficios económicos de la explotación de recursos naturales.

“Uruguay tiene todas las de perder. Muchos otros ya han perdido con las plantas de celulosa, y las advertencias son numerosas y plurales. Sin embargo el emprendimiento sigue su curso, a contrapelo de las posiciones de la izquierda... cuando era oposición”, afirma Amorín desde las páginas de una reconocida revista del progresismo y la cultura de izquierdas en Uruguay.

En un discurso, durante una demostración pública contra las papeleras convocada el año pasado en Montevideo, el escritor Eduardo Galeano sostuvo: “lo que pedimos, y después hemos subrayado una vez y dos, y veinte veces, es la necesidad de que antes de tomar una decisión que nos parece grave y que puede implicar el envenenamiento del río y la reducción del poco humus que nos queda en la tierra, esto que va a pudrir las aguas y secar las tierras, que no es de ninguna manera obra de la imaginación sino que es la enseñanza triste que han dejado las fábricas de celulosa por la experiencia ya realizada en tierras vecinas sobre todo, en Chile, en Argentina; bueno pues, que se escuchen esos testimonios y que antes de tomar una decisión se piense mucho en lo que se va a hacer.”

Ante acusaciones desde algunos sectores del oficialismo, Galeano aclaró que “no sólo es nuestro derecho, sino también nuestro deber, recordarle a este gobierno, que muchos sentimos que es nuestro gobierno, que la dignidad es su obligación principal, y que no se equivocó el tipo aquel (por Artigas) que dijo: “no venderemos el rico patrimonio de los orientales al bajo precio de la necesidad” (el audio del discurso puede bajarse aquí).

El Grupo Guayubirá, Grupo Ambientalista sobre Montes y Forestación, creado en 1997, para nuclear a personas y organizaciones preocupadas por la conservación del monte indígena y por los impactos socioeconómicos y ambientales del actual modelo de desarrollo forestal impulsado desde el gobierno uruguayo, impulsa desde hace años la lucha contra las plantas de pasta de celulosa en Fray Bentos.

Parece ser que apuntando hacia Gualeguaychú y los “ambientalistas piqueteros” el gobierno de Tabaré Vázquez exacerba sentimientos nacionalistas y chauvinistas, buscando esquivar una real discusión sobre un problema que amenaza el futuro natural de la región, y que es señalado por muchas personas en ambos lados del río.

Informe: José Luis Meirás

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