Chicago, acicateado por el entusiasmo que le transmitía su público, salió a imponer su ritmo y antes del minuto de juego estuvo a punto de desnivelar cuando Pellerano capturó un rebote afuera del área y sacó un remate que estremeció el palo derecho de Bobadilla.

Esa imagen del equipo local llevándose por delante a Boca duró muy poco, porque prontamente el vértigo derivó en imprecisiones y la visita pudo afirmarse con mayor serenidad.

A los 7 minutos, un contraataque elaborado por Cardozo y Palermo finalizó con un remate del mendocino apenas desviado. Y en su segunda llegada profunda, cuatro minutos más tarde, Boca sacó ventajas: Palacio ganó por derecha, llegó hasta el fondo y sacó un centro para que Cardozo, libre en el corazón del área, venciera de cabeza a Vega.

En el tramo siguiente, Chicago apareció perdido y Boca muy seguro. No obstante, al equipo de La Volpe le faltó mayor volumen de juego para definir, porque Marino no apareció y los delanteros quedaron muy aislados de sus compañeros.

El último cuarto de hora, Boca permitió que Chicago volviera a manejar la pelota y fuera ganando terreno y confianza. De todos modos, pudo haber llegado el segundo de contragolpe con otra corrida por derecha de Palacio, que dejó a Palermo solo por el medio para definir, pero su remate imperfecto permitió la tapada de Vega.

Chicago tuvo dos buenas ocasiones para igualar en los minutos finales. A los 43, Martínez envió un centro, Donda no pudo rematar pero tocó atrás e Higuain, desde muy cerca, sacó un derechazo que "encontró" Bobadilla.

Y, ya en el descuento, de nuevo apareció Martínez, tocó hacia el área para Carranza que, de espaldas, jugó hacia atrás y Zarif, a la carrera, demandó otra buena respuesta del arquero paraguayo.

La parte final se jugó siempre según la propuesta de Chicago, que, sobre la base de un inclaudicable despliegue físico, ahogó a Boca, que nunca encontró quien le diera seguridad al traslado de la pelota.

En definitiva, el valor más alto en lo que respecta a las individualidades xeneizes resultó Bobadilla, quien en ese segundo tiempo tuvo que trabajar para controlar un cabezazo de Sánchez al minuto, un zurdazo de Carranza, a los 20, y un mano a mano ante Mattiuzo, sobre los 36.

Además, el equipo de Motta contó con un zurdazo apenas alto de Higuain a los 7 y un sútil toque del mismo delantero que cayó sobre el techo del arco a los 28.

Boca, no se sabe si por propia determinación o por el asedio al que se vio sometido, jugó de contragolpe. La mitad de la cancha fue siempre propiedad del equipo local, con un muy buen trabajo de Pellerano.

Sin embargo, debió haber liquidado el pleito a los 35, cuando Franzoia recibió solo un magnífico pase de Palermo y tocó por encima de Vega. La pelota, tras dar en el travesaño, picó claramente dentro del arco, lo cual no fue observado por Barrientos.

Por ello, Boca debió sufrir hasta el final, pero terminó celebrando en un partido que bien pudo haber terminado en empate. Y la sensación final que dejó Boca es que, por ahora, no tiene el aplomo de unas semanas atrás.

Síntesis

Chicago (0):Mario Vega; Jorge Martínez, Nicolás Sánchez, Leandro Sigali, Mariano Fernández; Omar Zarif, Cristian Pellerano, Mariano Donda, Hernán Mattiuzo; Federico Higuaín y César Carranza. DT: Rodolfo Motta.

Boca (1): Aldo Bobadilla; José María Calvo, Daniel Díaz, Claudio Morel Rodríguez, Juan Krupoviesa; Pablo Ledesma, Fernando Gago, Neri Cardozo; Guillermo Marino; Rodrigo Palacio y Martín Palermo. DT: Ricardo Lavolpe.

Gol: en el primer tiempo, 11m. Cardozo (B).

Cambios: en el primer tiempo, 43m. Andrés Franzoia por Marino (BJ). Segundo tiempo: 32m. Jesús Dátolo por Palacio (B); 37m. Marcelo Delgado por Franzoia (B); 38m. Ariel Nahuelpan por Martínez (NC) y 42m. Mauricio Hanuch por Donda (NC).

Arbitro: Carlos Maglio.

Cancha: Nueva Chicago.

Fuente: DyN