03:00 › CURIOSIDADES > MURIó EN ESPAñA EL INVENTOR DEL METEGOL
Alejandro Finisterre, poeta, editor e inventor, luego albacea de León Felipe, falleció el viernes en Zamora, España. Simpatizante republicano, en 1936 fue víctima de un bombardeo en Madrid, internado en un hospital conoció a muchos otros niños heridos como él, que no podían jugar al fútbol, y fue entonces que concibió la idea del "futbolín".
Alejandro Finisterre es el pseudónimo de Alejandro Campos Ramírez. Poeta, inventor, y editor nacido en Finisterre, Galicia, en el año 1919, que falleció en Zamora el viernes 9 de febrero de 2007.
Alejandro vivió en Finisterre hasta que se transladó a La Coruña a los cinco. A los quince marchó a estudiar el bachillerato a Madrid.
Una vez allí, la zapatería de su padre quedó en quiebra, lo que le imposibilitaba pagar la matrícula de los estudios. Por esa razón el director de la escuela lo puso a trabajar corrigiendo los trabajos escolares de los cursos más bajos, para permitirle seguir en la escuela a cambio de eso. También estuvo empleado en la construcción como peón de albañil, y después en una imprenta. Además fue en Madrid donde conoció a León Felipe, que junto con Rafael Sánchez Ortega editaron el periódico Paso a la juventud para venderlo por las calles.
En 1936 quedó sepultado en uno de los bombardeos de Madrid durante la Guerra Civil Española. Lo transladaron en un primer momento a Valencia pero como las heridas eran graves tuvieron que llevarlo a un hostpital de Monserrat. Allí conoció a muchos otros niños heridos como él, que no podían jugar al fútbol y fue entonces cuando desarrolló en su cabeza la idea del futbolín inspirándose en el tenis de mesa. Alejandro Finisterre le confió a su amigo Francisco Javier Altuna, un carpintero vasco, la fabricación del primer futbolín según sus instrucciones.
"Inventé el futbolín por una bomba nazi(...). Poco antes de la Navidad de 1936 compré en Barcelona unas barras, y un carpintero vasco, Francisco Javier Altuna, también refugiado, me hizo la mesa y torneó las figuritas. El líder de CNT y FAI, Joan Busquets, un anarquista de Monistrol que fabricaba gaseosas, lo vio y me animó a patentar el invento. Lo patenté a principios de 1937", recordó en una entrevista brindada en 2004.
Aún así, no pudo conseguir que su invento fuese creado y distribuido a nivel industrial porque todas las fábricas de juguetes se dedicaban a la fábrica de armas para la guerra. Sin embargo, y debido al triunfo del franquismo en la guerra, se exilió a Francia cruzando los Pirineos andando; y fue durante esta travesía donde perdió la patente que llevaba con él.
Un compañero y amigo del POUM, corriente trotskista de las milicias republicanas, volvió a patentar el invento, pero la carta en la que se lo comunicaba nunca le llegó. "En 1948, estando ya en París, me enteré de que un compañero del hospital, Magí Muntaner, del POUM, había patentado el futbolín en Perpinyà. Al parecer, me escribió para comunicármelo, pero la carta se perdió. Murió en el maquis".
De Francia marchó a Ecuador, donde fundó la revista Ecuador 0°, 0', 0''. en la que le dedicaba cada número a poetas de un país diferente. Más tarde, en 1952, fue al Cabo de Santa María en Guatemala donde mejoro su futbolín y empezó a fabricarlos, haciendo un buen negocio.
Fue en Guatemala donde conoció al Che Guevara, con quien mantendría algunos duelos de metegol.
Esto sucedió mientras había democracia en ese país, ya que tras el golpe de estado del coronel Carlos Castillo Armas fue robado y secuestrado por sus simpatías izquierdistas, quedando sin nada de valor. Fue enviado en avión de vuelta a Madrid, y durante ese vuelo, Alejandro amenazó al piloto diciéndole que tenía explosivos (fue uno de los primeros actos de piratería aérea). Una vez en España se asombró al ver que el futbolín se había extendido bastante, aunque la gran divulgación se debía al hecho de que unos frabricantes valencianos asumieran el juego como propio, sin dar ningún tipo de crédito a Alejandro.
Más tarde marchó a México donde encontró amigos poetas y escritores, por lo que permaneció allí dedicándose a las artes gráficas y a la edición. Fundó y presidió la editorial llamada Editorial Finisterre Impresora desde la que editó la revista del centro gallego de México y diferentes libros de poetas, entre los que se encuentran León Felipe y Juan Larrea. Además fue redactor de El Nacional y editó un facsímil de la revista Galeuska y el primer libro de poemas de Ernesto Cardenal.
Volvió a España en el tiempo de la Transición Española. Residió en Aranda de Duero (Burgos), donde continuó escribiendo mientras era miembro de la Real Academia Gallega. Después se trasladó a Zamora, donde administraría la herencia del poeta León Felipe como albacea testamentario.
Entre sus preocupaciones figuraba la construcción de la Casa-Museo que albergará los manuscritos, elementos sonoros, grabados y pinturas de artistas, diversa documentación y objetos personales.
Finisterre adquirió el legado de León Felipe hace 37 años, uno antes de la muerte del poeta. El albacea fue incrementando el patrimonio con nuevas adquisiciones en subastas y cesiones de personas que disponían de material del escritor.
Alejandro Finisterre falleció el viernes en Zamora, en su casa del barrio de Pinilla a la edad de 87 años. Sus cenizas fueron esparcidas en el Río Duero a su paso por esa ciudad y en el Atlántico en Finisterre.
Informe: José Luis Meirás
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