00:00 › ESTUDIANTES Y DOCENTES DE UNA ESCUELA DE PARQUE AVELLANEDA OBLIGARON A MUDAR UNA TERMINAL DE COLECTIVOS
Alumnos de una escuela técnica del barrio porteño de Parque Avellaneda lograron que el gobierno porteño obligue a una empresa de colectivos a mudar una de sus terminales debido a que la contaminación acústica generada por los motores de los coches impedía el dictado de clases.
Los alumnos y sus docentes, cansados por el ruido constante de los colectivos de la línea 182 apostados frente al edificio de la escuela, en la calle Lacarra 621, decidieron medir el nivel del sonido para demostrar que no cumplían con la normativa vigente.
Para ello, usaron un decibelímetro, un instrumento que permite medir el nivel de presión acústica, y desde sus aulas registraron el ruido de los motores de los colectivos de la línea 182, perteneciente a la empresa Sargento Cabral.
"Pudimos corroborar que en todas las aulas que daban a Lacarra, las mediciones superaban el nivel de ruido permitido por la normativa en distintos días y en distintos horarios", contó Carlos Davis, vicerrector de la escuela técnica 23.
Pero, además, la línea de colectivos no cumplía con la ley 441 de transporte de pasajeros que prohíbe "en los puntos terminales o cabeceras el estacionamiento simultáneo de más de tres unidades con el motor encendido", explicó Davis.
"Las unidades que están en las terminales deben permanecer con el motor apagado mientras estén en espera o fuera de servicio", aseguró el vicerrector.
"Nosotros sacamos fotos en donde se observa que estacionaban hasta nueve coches con el motor encendido, con lo que se violaban las normativas vigentes", remarcó Davis.
Con el material en sus manos, los directivos lograron que la Dirección de Tránsito porteño, en base a un ley aprobada por la Legislatura capitalina, decida la mudanza de la cabecera de la empresa de transportes que une la Capital Federal con El Palomar y José C. Paz, en el conurbano bonaerense.
"A partir del 22 de febrero mudamos nuestra terminal de Rodó y Lacarra a una cuadra de la que teníamos anteriormente porque molestábamos a un colegio", se limitaron a decir en la empresa de transporte.
La nueva cabecera de la terminal funciona sobre la calle Fernández, entre Directorio y Rodó y "no causará los mismos problemas que en la escuela porque en esa cuadra hay una cancha de un club", explicó Davis.
Un estudio del gobierno porteño reveló que el ruido generado por los colectivos es el que más molesta a los habitantes de la ciudad.
Las cifras, resultado de un trabajo encargado por el Ministerio de Medio Ambiente de la ciudad el último año indican que un 77% de los vecinos consideran que en la cuadra donde viven hay un ruido excesivo y que los colectivos son responsables de la mayor parte de esa contaminación sonora.
La evaluación indicó también que en algunas calles con mucho tránsito de colectivos -como Santa Fe, Marcelo T. de Alvear o Charcas- los niveles de ruido llegan hasta 75 u 80 decibeles.
Como muestra de los que eso significa para la salud de los vecinos, la Organización Mundial de la Salud asegura que el oído humano soporta hasta 70 decibeles, aunque indica que el ruido se convierte en molesto a partir de los 40 decibeles.
Fuente: Télam
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