• SUBNOTA
La embajada de Brasil en Tegucigalpa, donde se encuentra el presidente Manuel Zelaya, funcionaba hoy "sólo con generadores eléctricos" y también sufrió cortes de agua y teléfonos, informó la cancillería brasileña.
Según una fuente de Itamaraty (sede de la Cancillería), citada por O Globo y recogida por la agencia noticiosa italiana ANSA, "hubo cortes de luz, agua y teléfono" en la sede diplomática donde está Zelaya junto a su esposa, Xiomara Castro, y varios de sus asesores.
Los funcionarios de la sede diplomática brasileña, en cuyo interior también se encuentran unos 70 simpatizantes de Zelaya, pidieron a la embajada de Estados Unidos que, en caso de necesidad, colaboren para reforzar la seguridad y la energía eléctrica.
La misma fuente agregó que se aconsejó a los empleados de la embajada que permanecieran en sus casas, mientras al frente de la sede diplomática se encuentra el encargado de negocios, Francisco Catunda Resende.
En tanto, el canciller brasileño, Celso Amorim, dio nuevos detalles del ingreso de Zelaya a la embajada de su país en Honduras, desde Nueva York, donde se encuentra con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva en la Asamblea General de la ONU.
El canciller contó a la prensa de su país que alrededor de una hora antes de que Zelaya fuera a la sede diplomática brasileña en Honduras, una diputada contactó al encargado de negocios, Enio Cordeiro, y pidió que la mujer de Zelaya fuera recibida allí.
"La mujer de Zelaya dijo que él estaba en las cercanías y preguntó si su esposo podría ir hasta la Embajada de Brasil. Zelaya, entonces, fue autorizado", dijo Amorim.
"Estamos dando abrigo y vamos a ayudar (en las negociaciones para que Zelaya vuelva al poder), si así se nos pide", aseguró el canciller brasileño.
Amorim aseguró que no tuvo contactos con el gobierno de facto de Micheletti sobre el regreso de Zelaya y pidió al secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Inzulza, que realice esos contactos.
También pidió que el embajador de Brasil en Washington, Antonio Aguiar Patriota, hable con la Casa Blanca para contactar al gobierno golpista en Honduras.
El ministro reclamó que el gobierno de Micheletti mantenga "la integridad de Zelaya, de la embajada brasileña y sus empleados". Amorim aclaró que la situación de Zelaya no es de "asilo", sino que el presidente constitucional de Honduras "goza de todas las prerrogativas de cualquier persona en una situación como esta".
Reafirmó que el gobierno brasileño siempre defendió la vuelta pacífica de Zelaya al poder."Siempre dijimos que queríamos una solución rápida y pacífica", completó Amorim.
Por otra parte, el gobierno de facto de Honduras acusó a Brasil de haber permitido que su embajada en Tegucigalpa se haya convertido en el "cuartel general" del derrocado presidente Zelaya "para llamar a la insurrección", y emplazó a Brasilia a darle asilo o entregarlo a las autoridades.
La vicecanciller Martha Lorena Alvarado denunció que el gobierno brasileño "lastimosamente" permitió que Zelaya se dirija a sus seguidores y llame a que las personas violen las leyes y se trasladen a la capital Tegucigalpa, a pesar del toque de queda existente.
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