Durante el mismo reportaje reproducido por Cambio 16, Videla afirmó que el Proceso de Reorganización Nacional, eufemismo con el cual la dictadura se refería a sí misma, "había cumplido sus objetivos a mediados de 1978", dos años después del golpe cívico militar, pero "había un sector perfeccionista de las Fuerzas Armadas que decía que había que seguir trabajando hasta que las cosas sean perfectas. (...) Yo mantenía que el Proceso, en esos momentos, tenía que ser capaz de dejar su descendencia, es decir, hacer política de una forma que las Fuerzas Armadas transcendieran más allá del periodo histórico que ya habíamos superado. ¿Cómo? Dejando la herencia de un Proceso exitoso a los políticos que eran nuestros aliados y amigos, ese era el camino de entonces que yo defendí. (...) Lamentablemente, el Proceso en sí languideció y llegó muy desgastado, sin presión externa, hasta fines del año 1979, en que la Junta hizo públicas las Bases políticas del Proceso. (...) Se trataba de establecer un diálogo productivo entre las autoridades y la sociedad sobre estas Bases, pero había dos preguntas ineludibles: Si era conveniente la revisión del acuerdo en la guerra que habíamos librado contra la subversión y si estuvo justificado el levantamiento militar del 24 de marzo de 1976. La respuesta a la primera llegó al 70 por ciento y a la segunda, al 80".