"Estamos en un momento enormemente delicado como país", aseguró Montoro en el Congreso, reunido para examinar el presupuesto de Estado que busca devolver "la confianza de nuestros socios europeos en España, la confianza de los mercados en España". El gasto anual prevé un ajuste de 27.300 millones de euros entre recortes y subas de impuestos, a los que posteriormente el Ejecutivo añadió 10 mil millones de euros más de recorte anual en sanidad y educación, con el objetivo principal de reconducir el déficit público.

"No hay otro camino, no hay atajo", aseguró Montoro, asegurando que "el camino tiene que ser recto, sin duda, hay que reducir el déficit público", aunque "el camino es difícil, por supuesto" porque "estamos en una situación de crisis excepcional". "El objetivo de reducción del déficit público ni se puede dudar ni se puede prolongar en el tiempo", insistió convencido de que es la "condición sine qua non para salir de esta crisis".

Por su parte, el jefe del gobierno, Mariano Rajoy, aseguró a los periodistas a su llegada al Congreso que "la política económica que está llevando a cabo el gobierno es una política económica dura, es costosa, no va a producir efectos a corto plazo, pero es lo que hay que hacer en estos momentos".

España prometió reducir su déficit público del 8,51 por ciento del PIB a finales de 2011 al 5,3 en 2012 y al 3 en 2013, tal como lo exige la Comisión E uropea para los países que comparten la moneda. Pero la situación se complicó con la vuelta a la recesión. El Banco de España adelantó el lunes que el PIB español agravó su retroceso en el primer trimestre con una caída del 0,4 por ciento respecto al último trimestre de 2011, en el que se había contraído un 0,3.