UNIVERSIDAD › EL CRECIMIENTO DE LAS “UNIVERSIDADES” CREADAS POR MULTINACIONALES
Los especialistas en educación superior advierten sobre la falta de control de calidad ante la multiplicación de “universidades corporativas”, instituciones lanzadas por grandes empresas para la formación de su personal.
› Por Julián Bruschtein
Se llaman “universidades”, pero no son estrictamente universidades. Bajo la denominación “universidad corporativa” se vienen multiplicando en todo el mundo centros de especialización y capacitación laboral de empresas, en general multinacionales. El desarrollo de estas instituciones acaba de tener un flamante estreno en el país con la Tenaris University, presentada por el grupo Techint. Entre los especialistas en educación se debate sobre la apropiación de la institución universitaria tradicional por parte del mundo empresario, así como por el futuro que pueda tener este tipo de entidades ante “la relativa ausencia de controles académicos de calidad y la relativa carencia de instancias de protección a los consumidores”.
A fines de junio, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner participó de la inauguración de la Tenaris University, en la localidad bonaerense de Campana. La empresa que da el nombre a la institución, Tenaris, tiene allí una planta de producción de tubos de acero sin costura. La firma pertenece al grupo Techint y tiene más de diez filiales en todo el mundo. “En el proyecto está contenida la necesidad de integrar, alinear y promover el conocimiento en toda la compañía. Las actividades que se desarrollan aquí buscan gestionar el conocimiento de la compañía”, indicaron a Páginai12 fuentes de la nueva universidad corporativa. La institución está dividida en cinco escuelas: Industrial, Comercial, Administración y finanzas, Management y Tecnología de la información.
“El sentido de las universidades corporativas tiene que ver con la capacitación del personal para con la estrategia fijada por la gerencia”, agregaron desde la empresa. Pero no solamente está destinada al personal profesional, sino también “a los operarios, a los que se les imparten clases sobre seguridad, mecánica y también acerca de cómo se gerencia un grupo.” Y, en algunos casos, también se ofrecen servicios para terceros.
“Definitivamente es un tema de management. Este es el campo que ocupa la universidad corporativa”, señaló Judith Naidorf, investigadora en educación superior de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA). “Es interesante ver cómo desde una perspectiva de mercado se toma el concepto de universidad para sus escuelas de capacitación, cuando estos mismos sectores se pasan criticando a las universidades reales –agregó Naidorf–. Es una forma de jerarquizar la capacitación laboral utilizando el término universidad. Pero nada tiene que ver con la tradición universitaria, ya que casi no producen investigación académica, están bajo los términos de la producción masiva y siempre mantienen una mirada sobre el mercado.”
La expansión de las universidades corporativas comenzó a principios de los ’60, en Estados Unidos, con la McDonald’s Hamburguer University. En aquel momento el emprendimiento no fue tomado en serio, pero algunos años más tarde aparecieron otras similares, como las de Burger King, Coca Cola, Walt Disney, Xerox y Motorola, entre otras. A medida que la internacionalización de las empresas se fue profundizando, la necesidad de equiparar saberes y habilidades dentro de las plantas de empleados se hizo cada vez más importante.
La función esencial de la “universidad corporativa” es mejorar la eficiencia de sus empleados otorgando créditos y diplomas a los trabajadores que tomen los cursos de manera que puedan avanzar en la carrera dentro de la empresa. El armado de los contenidos se da en gran parte por empleados con cargos gerenciales y, a veces, a través de convenios con universidades que ofrecen servicios semipresenciales, sistemas de elearning o aulas virtuales.
En Argentina, las empresas Alba, de pinturería, Chandon, de bebidas, y la cadena de hoteles NH, entre otras firmas, tienen sus propias academias de mejoramiento de calidad laboral. Ante la consulta de este diario, en el Ministerio de Educación informaron que al no ser instituciones que dictan carreras de grado ni de posgrado, no son controladas ni registradas por el Estado.
Para Norberto Corsaro, ex secretario de Asuntos Académicos de la UBA, el fenómeno de las universidades corporativas, en principio, se vincula a “una súper especialización del conocimiento y no a su universalidad, de la cual proviene el nombre de ‘universidad’ que también, para ser tal, requiere autonomía, libertad de cátedra para impartir el conocimiento y producirlo con la investigación”.
Corsaro recordó que, en los años ’60, René Hugo Talmann, un empresario estadounidense interesado por la educación, donó parte de su fortuna a dos universidades inglesas, Oxford y Cambridge, y a la UBA: “Me pregunto si no debería ser ésa la línea de la responsabilidad social corporativa, ahora tan de actualidad, para promover la universalidad del conocimiento como se sigue haciendo en el país de origen del señor Talmann, para así después aplicarlo en instituciones de capacitación como el que fue recientemente creado, seguramente superando los resultados que milagrosamente se obtienen actualmente con el presupuesto de la universidad pública”.
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