UNIVERSIDAD › OPINIóN
› Por Syd Krochmalny *
Baño Revolution es un proyecto artístico para cambiar la división sexual de los baños de hombres y mujeres en baños universales para todos los géneros. Su objetivo, pequeño pero ambicioso, fue insertarse en los flujos de acción de la vida cotidiana en la sede de Marcelo T. de Alvear de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA). Este tipo de práctica refiere a la relación arte-vida, y sus referencias pueden ser leídas desde las experiencias de Oscar Wilde en las postrimerías decimonónicas hasta la actualidad, en los experimentos del arte relacional. Baño Revolution puede ser pensado como un experimento sociológico en el que se usaron herramientas multimedia propias del arte contemporáneo. Por otra parte, el evento tuvo significado político en sí mismo, en tanto se orientó a funcionar como acción transformadora de la vida cotidiana. No se trató de reivindicar las libertades sexuales ni menos acompañarlas, sino de practicarlas de manera natural. En ese sentido, las impugnaciones bien intencionadas pero de corte conservador que pudieron leerse en una nota publicada en Página/12 el martes pasado merecen breves consideraciones. Es importante destacar que la iniciativa contó con apoyo de la carrera de Sociología, artistas, profesores y estudiantes. Nunca se opuso a articulaciones políticas más amplias, sino que se orientó a alimentarlas reconstituyendo el lazo social al interior de los espacios de la universidad, y si bien incorporó lenguajes habilitados por nuevas tecnologías, la performance fue “criticada” por su supuesto anclaje sesentista. La reacción contra la intervención recuerda aquella famosa de un profesor en 1966 frente a las experiencias con medios masivos de comunicación y formas contemporáneas denominadas happenings. Los reclamos eran similares: elitismo, extranjerismo, etc. Pero estas acciones, que fueron señaladas como “experimentos banales”, culminaron en Tucumán Arde, situados en la secuencia de politización del arte que precedió al Cordobazo. Quizás, experiencias como Baño Revolution, enmarcadas en la estrategia de la alegría, contribuyan más al fortalecimiento del repertorio de acción para la lucha político-cultural venidera que ciertas impugnaciones, donde una retórica supuestamente progresista no puede separarse de una concepción solemne, represiva y un tanto nostálgica.
Baño Revolution está cerca de las experimentaciones del arte relacional que opera sobre la materia social con instrumentos multimedia, generando cruces fructíferos entre la sociología y el arte. La idea es problematizar el monoformalismo de las ciencias sociales y practicar la sociología con métodos y herramientas que abran la imprescindible argumentación racional y la contrastación de hipótesis, a la dimensión performática, sonora y visual, acordes con el lenguaje contemporáneo. La crítica al experimento opuso discursivamente la experiencia contra problemas tales como la distribución del ingreso, la ofensiva reaccionaria contra las garantías constitucionales alcanzadas, las drogas, etc. Esta estrategia retórica –confrontar un hecho pequeño y local con los grandes problemas que desangran cotidianamente a nuestro país– no sólo resulta burda, sino que funciona como un mecanismo tranquilizador y exculpatorio para los que se refugian en las declamaciones abstractas y la burocracia del saber como trincheras para ocultar su imposibilidad de proponer nuevas formas sociales capaces de proyectar una dimensión utópica. Estas personas, acodadas en la burocracia y en rencillas propias de la gestión académica, terminan indignándose por (casi) todo en lugar de imaginar nuevos vínculos entre el conocimiento sociológico y el pueblo.
No hay adentro (universidad/baño) ni afuera (sociedad) sino pliegues, y el restroom es un espacio nodal de la casa, como el fuego, el lecho, la biblioteca y el taller, lugares primigenios de la transformación social. Si creemos que tenemos la posibilidad de elaborar discursos y prácticas que investiguen y transformen la sociedad extensa, debemos ser aptos para hacerlo con nosotros mismos en nuestro lugar (Lenin dixit).
* Sociólogo, artista visual, coautor de Baño Revolution y miembro de sociologiacontraataca.blogspot.com
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