UNIVERSIDAD
› ENTREVISTA CON FELIX Y FEDERICO SCHUSTER
“Nuestra democracia se merece otra universidad”
Los nuevos decanos de Filosofía y Letras y de Ciencias Sociales hablan de la inédita situación que llevó a un padre y su hijo a encabezar dos facultades de la UBA, anuncian planes de transformación y critican a Shuberoff.
› Por Javier Lorca
“En nuestra familia se respiró universidad desde siempre”, dicen Félix, de 67 años, y Federico, de 40. Quizá por eso viven con naturalidad el hecho totalmente inédito que hoy protagonizan en la UBA: después de encabezar dos batacazos opositores, Schuster padre y Schuster hijo resultaron elegidos como los nuevos decanos de las facultades de Filosofía y Letras y de Ciencias Sociales de la UBA, respectivamente. Días antes de asumir sus cargos, y afianzados en un ideario que ambos definen como socialista pero sin vinculación partidaria, los Schuster describen a Página/12 sus principales proyectos y critican la prolongada gestión del rector saliente de la UBA, Oscar Shuberoff.
–¿Cómo viven el haber llegado juntos a ser decanos?
Federico Schuster: –Ahora trabajamos hasta los domingos (sonríe). La situación es rara, pero lo vivo con naturalidad. Lo más raro va a ser encontrarnos en el Consejo Superior, donde se reúnen los decanos. Y el parentesco va a favorecer el diálogo entre las facultades. Aunque aclaro que no estoy recomendando que haya parientes en los decanatos de la UBA.
Félix Schuster: –Yo estoy muy contento. Casi se da hace cinco años, pero Federico no quiso postularse y yo perdí la elección. Ahora se dio, por situaciones completamente independientes. En la familia se vivió con bastante alegría y también con preocupación. Mi esposa está preocupada: si el teléfono ya sonaba todo el día, ahora va a sonar a cualquier hora. Y mi hijo está más actualizado, tiene contestador. Pero yo no.
–¿En qué situación reciben las facultades?
Federico: –Complicada. En Sociales hubo avances administrativos, pero hay una gran desorganización política. No hay claridad sobre hacia dónde va la facultad, hay una excesiva centralización de las decisiones y una situación de conflicto interno entre el decanato y las carreras y el Instituto de Investigaciones. Queremos garantizar una facultad de la mejor calidad y mejorar el nivel académico, optimizando las condiciones de trabajo. Esto lo vamos a hacer a partir de la participación y el consenso de todos.
Félix: –En Filosofía y Letras encontramos un déficit de 160 mil pesos que podrá enfrentarse con recursos propios. Notamos algunos avances en la informatización de la facultad, pero también falta un proyecto. La facultad ha perdido el lugar que tenía en la sociedad. Se ha producido cierto estancamiento, hay algunas áreas en estado de decaimiento. Nuestra intención será revertir eso, lograr un pleno desarrollo en un marco creativo y de una política centrada en la unidad interclaustros.
–¿En qué va a consistir esa gestión compartida por profesores, alumnos y graduados de Filosofía y Letras?
Félix: –La unidad interclaustros no va a ser un enunciado demagógico. Vamos a tener que dotar de contenido a esa idea. Habrá una presencia efectiva de los claustros en la gestión, encabezando o proponiendo proyectos desde las secretarías. A veces se plantean inquietudes acerca de lo que puede ocurrir con la participación de los alumnos, como si ellos no fueran una parte indispensable de la facultad. Nosotros preferimos apostar al espíritu creativo de los alumnos.
–En el caso de Sociales, la nueva conducción también llega con un fuerte apoyo estudiantil. ¿Cómo va a incidir eso en la gestión?
Federico: –La mayoría de los alumnos me ha votado, pero han sostenido de que no van a integrar la gestión. Igual, estamos teniendo un diálogo constructivo. Soy un defensor del hoy bastante criticado cogobierno y, si en algún momento sufrió deformaciones debidas a políticas clientelares, ése es un problema de ciertas formas de la política partidaria. No está mal que en la universidad haya política, pero la universidad no debe ser un medio para hacer carrera en los partidos, ni se puede permitir la apropiación de la universidad en términos de objetivos partidarios.
–¿Van a defender la gratuidad de los estudios?
Federico: –Vamos a defender la gratuidad de los estudios de grado y queremos avanzar en la gratuidad de los de posgrados. En este sentido vamos a desarrollar oportunidades para que los docentes puedan capacitarse en posgrados. Lo haremos progresivamente, porque se hace muy difícil hacerlo desde el primer día, pero vamos a ir hacia esa meta.
–¿Los posgrados van a ser gratuitos en Filosofía y Letras?
Félix: –Defendemos firmemente la gratuidad de la enseñanza y el ingreso irrestricto, como principios básicos. Pero nuestra preocupación es no sólo defenderlos sino dotarlos de contenido, porque están ligados a todo el proceso educativo. Vamos a propiciar la gratuidad de los posgrados, con un carácter progresivo: primero alcanzar a los docentes y luego extenderlo. Acá hay una especie de contradicción. Por un lado, los posgrados son fuente de recursos, porque con la recaudación se paga a los profesores, y, por otro, queremos su gratuidad. Con imaginación y creatividad vamos a avanzar hacia eso.
–¿Qué proyectos concretos van a impulsar?
Félix: –Queremos ordenar institucionalmente a Filosofía y Letras, respetando al estatuto y las personas. Me refiero, por ejemplo, a respetar los plazos de permanencia en los cargos de los institutos de investigación. Por supuesto, quienes los están dirigiendo tendrán el derecho de presentarse para seguir, porque el problema no es de cambio de nombres sino de orden institucional. Y lo mismo para la comisión de doctorado. También vamos a mejorar las condiciones de habitabilidad de la facultad, espero que podamos hacer acuerdos con los alumnos. Vamos a reequipar el área audiovisual y a construir una sala para clases de música. Otro proyecto es construir en nuestro hermoso edificio de la calle 25 de Mayo un centro cultural. Y vamos a reinstalar una política de capacitación de los no docentes. Un aspecto muy importante va a ser mejorar la relación con el medio social, los barrios, sindicatos y otras organizaciones.
–¿Y en el caso de Sociales?
Federico: –Vamos a empezar por solucionar cuestiones muy injustas, como la de los profesores en edad jubilatoria: se van a revisar los casos de quienes merecían la designación de profesores consultos y no la tuvieron. En políticas de gestión vamos a trabajar en un profundo programa de democratización de la facultad. Vamos a llevar adelante una fuerte política de biblioteca y a apoyar a las publicaciones. También se va a trabajar con los no docentes para detectar y solucionar problemas de funcionamiento. Vamos a desarrollar una agresiva política de incremento de las líneas de investigación y posgrados. Soñamos, aunque no en abstracto, con funcionar en un solo edificio. Sociales está partida en dos sedes y es imposible construir una verdadera facultad. Pero el nuevo edificio no debe ser un parche: debe tener un criterio académico. Al mismo tiempo queremos un fuerte compromiso con la sociedad. La facultad hoy se ve desafiada por los acontecimientos que vive el país. En cualquier asamblea barrial se discuten cosas muy profundas. No puede ser que la Facultad de Ciencias Sociales no participe. Si no servimos para eso, no servimos para nada.
–¿Van a propiciar reformas de los planes de estudios?
Federico: –En Sociales vamos a alentar los procesos de reforma, pero deben venir desde abajo hacia arriba, desde las juntas de las carreras. Ya hay discusiones en marcha, pero hasta ahora había un mecanismo imposibilitador por el enfrentamiento entre las carreras y la gestión. Queremos reformas de los planes de estudios, pero consensuadas.
Félix: –En Filosofía y Letras también hacen falta reformas. El problema es que la reforma impulsada por el Rectorado de la UBA, con su plan de acortar carreras, generó resistencia. La cuestión no debe ser planteada como acortamiento, que suele tener olor a ajuste. Hay que discutir cómo hacer para que las carreras tengan 5 o 6 años reales y cómo darles a los alumnos oportunidades para que puedan hacer sus estudios en esos plazos.
–A fines de marzo, Oscar Shuberoff dejará de ser el rector de la UBA. ¿Qué balance hacen de su extensa gestión?
Federico: –Mi balance es negativo. No hubo una política académica para la UBA. Después de tantos años de intervención militar, nuestra democracia se merece otra universidad. Se ha perdido un tiempo precioso. La UBA sigue siendo una de las universidades más importantes de América latina, pero se ha deteriorado mucho. Necesita una fuerte transformación académica con compromiso social. Hay que refundar la UBA.
Félix: –Estar 16 años al frente de una universidad es exagerado, es inaceptable. El estatuto debe ser reformado para que no vuelva a pasar. La continuidad del rector ha sido muy perniciosa, incluso para él. Shuberoff tuvo algunas habilidades, en lo político y lo financiero, pero es muy difícil ponderarlo en lo académico. Para peor, en tantos años se fue instalando en la UBA una política prebendaria, y los espacios de poder se transformaron en un “trampolín para”, con los resultados que todos conocemos para la universidad y para el país.
–¿Qué posición van a asumir en la asamblea que elegirá al nuevo rector?
Federico: –No hemos decidido. Todavía se está discutiendo. Nos gustaría ponernos de acuerdo con facultades como Filosofía y Exactas, y con grupos nuevos de profesores, alumnos y graduados. Aunque no necesariamente vamos a votar a un candidato.
Félix: –Tampoco hemos decidido nuestro voto. Sin la hegemonía que había antes, la dispersión abrió el panorama y no hay que descartar la incorporación de nuevos bloques. Más allá de su posibilidad de éxito, se puede llegar a instalar un proyecto diferente de universidad. Esto es lo más interesante de esta coyuntura.