UNIVERSIDAD › LAS NUEVAS AUTORIDADES DE LA FADU-UBA IMPULSAN LA ACTUALIZACIóN DE LAS CARRERAS
“El país cambió en los últimos años y los planes se dirigen más al ejercicio liberal de las profesiones. Hay que instalar la problemática productiva en el centro de las carreras”, explica el decano Luis Bruno.
“Somos una facultad de diseño social, productivo y público”, así es como Luis Bruno, el nuevo decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA (FADU), presenta a la institución que encabeza. En esa frase se concentran los principales ejes que pretende desarrollar la nueva gestión, según explicó. Una facultad que produzca de cara a la sociedad, que se relacione con el Estado y se articule con el modelo industrial de producción actual. Entre los cambios más relevantes que impulsa están la actualización de los planes de estudio de las seis carreras de la FADU, que –asegura Bruno– requieren ser observados no sólo por los cambios tecnológicos de las últimas décadas, sino también porque plantean un perfil “liberal” del egresado; la acreditación de la carrera de Arquitectura ante el organismo evaluador (Coneau); la regularización de los cargos docentes; y una diversificación de los convenios de trabajo para los egresados.
La FADU es el equivalente a una pequeña ciudad, con sus 30 mil personas –entre estudiantes, docentes y no docentes—. Según el flamante decano, allí “conviven seis carreras de diseño, siendo la carrera de Arquitectura una más de ellas”. El primer eje que ya está trabajando la nueva gestión está ligado a la actualización de los planes de estudio que tiene la facultad, originados en el ‘85, fruto de la normalización democrática. “La idea es actualizarlos, no es una tarea menor, requiere generar consensos. Por primera vez en mucho tiempo tenemos un capital político para emprender esa tarea”, afirma Bruno.
“Todas las carreras están ligadas a la producción y, por lo tanto, los planes de estudio de la década del ‘80 no se condicen con la actualidad productiva del país. Por ejemplo, los conocimientos informáticos con los que los estudiantes comienzan la carrera cambiaron, entonces debemos ver de qué forma se traduce eso dentro de la estructura pedagógica”, explicó el secretario general de la facultad, Ariel Misuraca. En ese sentido, Guillermo Cabrera, secretario académico, agregó que “es importante revisar también el tema de la presencialidad, o no, de los estudiantes. Pensar en los entornos virtuales como formas de transmitir el conocimiento, como nuevas formas de aprendizaje”.
Sobre el perfil de los egresados de la FADU, el decano aseguró que “el país cambió en los últimos años, y los planes se dirigen más al ejercicio liberal de las profesiones. Nos parece que hay que instalar la problemática productiva en el centro de las carreras”. Además, explicó que “se establecerán canales de diálogo con todos los claustros, en particular con los estudiantes, destinatarios principales de este esfuerzo. La Secretaría Académica de la UBA ha comprometido su colaboración para realizar esta tarea con el profesionalismo que requiere”.
Respecto de la salida laboral “hoy estamos asumiendo en todo nuestro potencial el rol de consultora preferencial del Estado asignado por ley a la universidad pública –cuenta Bruno–. Esta política nos permitirá ampliar la oferta de oportunidades laborales a nuestros graduados. Es una doble vía, le damos el apoyo al Estado en sus necesidades, pero también enseñamos al interior de la facultad la importancia del Estado, que da posibilidades de trabajo”.
En la misma línea se está trabajando con los posgrados: “Estamos poniendo en sintonía la formación de posgrados con un contexto de producción, de políticas públicas y de construcción social”, explica el secretario de Posgrado, Homero Pellicer.
Asimismo, el decano asegura que la autonomía no es equivalente a “distanciarnos de las cuestiones nacionales”. Y agrega: “Llegamos a la conclusión de que hay que apoyar y participar en lo que ocurre en el país”. El primer tema nacional en que se pronunciaron como facultad fue la ocupación del suelo en Villa Lugano.
La FADU, según estiman las autoridades, se encuentra muy retrasada en la regularización de su planta de profesores. “Uno de los aciertos de la última gestión fue que superamos los 200 profesores regulares (concursados). Aun así estamos en un tercio, habría que pasar el 50 por ciento”, dice Bruno. Otro objetivo que plantea el decanato es el de seguir trabajando para ampliar el plan de concursos vigentes y la defensa de la estabilidad laboral.
Un tema conflictivo en la FADU, en los últimos años, ha sido el de la presentación de la carrera de Arquitectura ante la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau). La nueva gestión tiene como meta completar el proceso de autoevaluación y, luego, de acreditación de la carrera. En esta línea, se creó el área de Planeamiento. Ante el rechazo de diversas agrupaciones, en particular estudiantiles, Bruno recuerda que se hicieron plebiscitos “en los que ganamos en los tres claustros de la carrera”.
Entre las nuevas iniciativas, también se dará lugar a una demanda de espacio físico para la facultad y ya está encaminado un proyecto desde el área operativa para acondicionar las aulas.
Informe: Laura Guarinoni.
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