Mar 16.12.2014

UNIVERSIDAD  › EL IMPACTO DE LA CRISIS FINANCIERA GLOBAL EN LA UNIVERSIDAD EUROPEA

La tijera recorta en el Norte

Desde 2008 y hasta este año, la educación superior viene sufriendo un sostenido ajuste presupuestario en Europa. Las universidades del Reino Unido, Italia, España, Grecia, Hungría y otros países enfrentan recortes de entre el 10 y el 50 por ciento.

› Por Javier Lorca

Una de las víctimas dilectas de la crisis financiera global es el financiamiento público de la educación, en particular de la educación superior. En los últimos años, desde que en 2008 la crisis se volvió irreprimible, los gobiernos de muchos países europeos eligieron seguir el mandato neoliberal y enfrentar los problemas financieros, recortando el gasto público y, en su interior, el presupuesto universitario. Un relevamiento realizado por la Asociación Europea de Universidades muestra que las universidades del Reino Unido, Italia, España, Irlanda y República Checa –entre otros países– sufrieron recortes presupuestarios de entre el 10 y el 40 por ciento en el lapso de los últimos seis años. La peor situación del continente se registra en Grecia y Hungría, donde el ajuste de los fondos destinados a la enseñanza universitaria superó el 40 por ciento.

La Asociación Europea de Universidades (EUA, su sigla en inglés) viene siguiendo el impacto que, desde su origen, la crisis financiera global tuvo y tiene en la inversión en educación superior. Lo hace a través del Observatorio del Financiamiento Público, creado con ese propósito.

El último informe abarca el período 2008-2014 y se basa en datos oficiales aportados por los Estados de la Unión Europea y por las propias universidades. “Teniendo en cuenta la inflación, el número de países que han recortado el financiamiento universitario más de un 5 por ciento es el doble que el número de los países que han incrementado el financiamiento en el mismo porcentaje (doce contra seis). En cuatro sistemas, el nivel de inversión se mantiene al mismo nivel que en 2008”, señala el relevamiento. Un punto clave es que, como la población estudiantil continúa aumentando, la estabilidad o el escaso incremento del presupuesto puede implicar, en la práctica, un ajuste.

- Privilegiados. Como era de esperar, el norte de Europa es la región donde los presupuestos universitarios continuaron creciendo. Suecia, Noruega y Alemania lideran la tabla, con incrementos reales (ajustados por inflación) del 23 por ciento en estos seis años. En el caso alemán, los fondos invertidos anualmente en el sistema universitario superan los 26 mil millones de euros y el aumento se dirigió a cubrir la expansión de la población estudiantil (producto de la abolición del servicio militar obligatorio y de las reformas en la enseñanza media). Algo similar ocurre en Noruega, donde creció un 17 por ciento la cantidad de alumnos (en cambio, en Suecia creció un 7,5, por lo que la inversión por estudiante es superior allí). Austria y Dinamarca muestran presupuestos un 18 por ciento más altos respecto de 2008, y Bélgica (comunidad francesa) muestra una mejora de 13 puntos porcentuales. Pero en esos tres casos se registran también importantes crecimientos de la matrícula (23, 32 y 25 por ciento, respectivamente). El único país del este europeo donde el financiamiento público de la universidad mejoró es Polonia: un 9,7 por ciento de aumento (que llevó la inversión anual a 3400 millones de euros), alimentado a la vez por una declinación de los alumnos, cuya cantidad cayó 9 puntos entre 2008 y 2012.

- Congelados. El grupo de los países donde los recursos públicos para las universidades estuvieron casi inmóviles –siempre incorporando al cálculo la inflación oficial–, con leves variaciones porcentuales hacia arriba o abajo, incluye a Holanda, Bélgica (comunidad flamenca), Portugal e Islandia. También, con matices en la disponibilidad de información oficial, a Francia, Finlandia y Estonia.

- Ajustados. Los ajustes más marcados fueron aplicados en Grecia y en Hungría. En el primer país, en 2008 se invertían 267 millones de euros en educación superior y en 2014 el monto cayó a 133 millones: ajustado por inflación, es un recorte del 54 por ciento. En el segundo, el ajuste llegó al 45 por ciento. En Lituania, la caída del presupuesto universitario (del 39 por ciento) acompañó el descenso de la matrícula estudiantil (del 27 por ciento). El caso opuesto es el de Irlanda: mientras la cantidad de alumnos subió (casi un 15 por ciento), los fondos públicos bajaron (un 35 por ciento). Dos escenarios parecidos se configuraron en el Reino Unido y en España. Los británicos instrumentaron un recorte del 36 por ciento: de 11 mil millones de euros en 2008 pasaron a casi 8,7 mil millones este año. Pero, en simultáneo a la pérdida de subsidios, las universidades inglesas fueron habilitadas a multiplicar por tres las tasas de matriculación que cobraban en 2012. A la vez se mantuvo estable la cantidad de alumnos (en 1,8 millón de estudiantes). Los españoles hicieron lo mismo, aunque el ajuste fue menor, del 16 por ciento. En Italia, las instituciones de educación superior sufrieron un recorte del 21 por ciento. Otros ajustes tuvieron lugar en República Checa (17 por ciento), Serbia y Eslovaquia (10), Eslovenia (8,5) y Croacia (8,2).

Como conclusión de su informe, el observatorio de la EUA alerta sobre la creciente brecha entre países en cuanto a su inversión universitaria, una brecha marcadamente geográfica: “En ese sentido, la crisis económica está afectando profundamente a Europa, con medidas que en su momento fueron presentadas como temporarias y que ahora parecen haberse convertido en la norma”. Los países escandinavos, del norte y del centro europeo mantienen estable el financiamiento o lo incrementan, aunque sus universidades “se enfrentan a situaciones cada vez más difíciles a medida que crecen los costos y las poblaciones estudiantiles”. Las políticas de austeridad para la educación superior se concentran en el sur y en el este del continente, y allí –salvo en Polonia y Portugal– no se advierten signos de que se tienda a recuperar los niveles de inversión previos a 2008. Todo lo contrario: “En esos sistemas –concluye el informe–, la presión sobre las universidades para que diversifiquen sus fuentes de ingresos es aún mayor que antes”.

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