UNIVERSIDAD › LA UBA CREó UN PROGRAMA DE APOYO PARA JóVENES QUE VIVEN EN VILLAS
El Plan de Inclusión Social Padre Carlos Mugica incluye becas y tutorías para estudiantes de entre 18 y 30 años que vivan en barrios precarios de la Ciudad de Buenos Aires. El programa comenzará a regir a principios del año que viene.
A contramano de prejuicios y estigmatizaciones, en las villas porteñas hay al menos 500 jóvenes que estudian en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y otros 300 con ganas de sumarse a la estadística. Los números surgen de un relevamiento elaborado por la Subsecretaría de Vinculación Social e Inclusión Educativa de la UBA, que luego de confirmar que en diferentes asentamientos hay voluntad de estudiar y alrededor de 15 mil jóvenes con el secundario completo, lanzó el Plan de Inclusión Social Padre Carlos Mugica: se trata de becas y tutorías para varones y mujeres de entre 18 y 30 años que viven en barrios precarios de la Ciudad de Buenos Aires. El programa, ya aprobado por el Consejo Superior de la UBA, comenzará a regir, si no antes, a comienzo del año próximo. “Tenemos que focalizar nuestro esfuerzo y hacer que si alguien tiene deseo de estudiar, lo sienta mucho más sencillo”, dijo Joaquín Cara, titular de la subsecretaría que impulsó el proyecto.
En diálogo con Página/12, Cara explicó que, según el censo nacional de 2010, en los asentamientos informales de la ciudad viven entre 12 mil y 20 mil jóvenes de entre 20 y 29 años con estudios secundarios completos. A partir de este dato, la subsecretaría advirtió la necesidad de generar una política activa que facilite mecanismos de acceso a la carrera universitaria, ya que los números no son alentadores para los sectores populares. De acuerdo con datos del Sistema de Información de Tendencias Educativas (Siteal), en Latinoamérica de cada 100 universitarios 76 pertenecen al quintil más rico y sólo el 0,3 al quintil más pobre.
La beca consiste en 1500 pesos mensuales, tiene una duración de diez meses (de marzo a diciembre) y puede ser renovada mientras se mantengan la cursada y un promedio de calificaciones no menor a 4. Está destinada a jóvenes de entre 18 y 30 años (se puede renovar hasta los 35 si el alumno sigue cursando) que vivan en asentamientos porteños, sin importar el ingreso económico de la familia. Del mismo modo, la beca Mugica es compatible con el resto de los planes que pueda alcanzar al alumno, como el Progresar, la AUH o las becas Sarmiento de la UBA. “Esta es una iniciativa reparadora, porque la universidad es pública pero no es gratuita. Se financia con el aporte de todos los ciudadanos y los sectores populares son los que menos beneficios obtienen”, dijo Cara.
Según explicó el subsecretario, los problemas que tiene esta población para estudiar exceden en mucho las limitaciones económicas. Las condiciones infraestructurales de la villa dificultan el acceso al transporte público, así como las lluvias convierten las calles en barriales. “Además, en general, es dificultoso que en la casa tengan un lugar y un horario para estudiar y son chicos con la autoestima más baja que el resto. Muchos sienten el mundo universitario como una realidad lejana, e incluso los atemoriza un poco”, expresó Cara, y dio el ejemplo de “un chico que viajó desde la Villa 20 de Lugano a averiguar algo hasta una sede de la universidad y cuando llegó no encontró lo que buscaba, pidió ayuda a alguien que no pudo ayudarlo, y se volvió sin averiguar nada”.
Ese tipo de dificultades determinaron que el plan contemple, además de la ayuda económica, un programa de tutorías. Si bien aún no fue reglamentado, el plan dispone que cada beneficiario elegirá a un “consejero de estudios”, que tendrá la obligación de mantener reuniones periódicas con el estudiante y orientarlo en sus problemas.
Cara destacó el hecho de que los beneficiarios del plan no deben ser necesariamente argentinos nativos, sino que pueden ser ciudadanos extranjeros naturalizados o extranjeros con residencia permanente. Los alumnos extranjeros con residencia temporaria también podrán postularse si pueden certificar arraigo laboral o familiar en el país o si finalizaron sus estudios secundarios en Argentina.
Esta iniciativa se enmarca dentro del Programa de Vinculación Social Rodolfo Puiggrós, que financia el Ministerio de Educación a través de la Secretaría de Políticas Universitarias, e incluye una serie de otras iniciativas. Entre ellas, se encuentra la puesta en funcionamiento de Centros Barriales Universitarios, que ya trabajan en cuatro asentamientos de la ciudad: villas 31 y 31 bis de Retiro, villa 21-24 de Barracas, villa 20 de Lugano y villa 15. Estos centros son lugares fijos de atención, en donde los jóvenes pueden inscribirse en el CBC, recibir clases de apoyo y acercarse a plantear otras inquietudes. “La experiencia es fabulosa, porque a los chicos que están yendo a la clases de repaso les está yendo bien –celebró Cara–. Uno ve que hay muchas ganas y cuando uno está ahí y los incentiva un poquito, la respuesta es la mejor.”
Informe: Delfina Torres Cabreros.
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