Las negociaciones entre las diferentes agrupaciones estudiantiles estirarán hasta esta tarde el suspenso de cara a la renovación de autoridades de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA). Los dirigentes estudiantiles continúan discutiendo un posible acuerdo entre el Partido Obrero, La Mella y otras fuerzas de izquierda con el kirchnerismo, que ayer parecía cada vez más cerca, impulsado por un objetivo común: evitar el regreso del radicalismo a la conducción de la FUBA. Si se concreta ese frente, tendría los votos para asegurarse la conducción de la federación. El bloque reformista –encabezado por los radicales de Franja Morada y Nuevo Espacio, más socialistas y otros aliados– reúne la mayor cantidad de delegados, pero al no alcanzar quórum propio –se necesita la mitad más uno de los 130 delegados– depende de lo que hagan las demás fuerzas. En ese contexto político, un ingrediente de tensión lo agregó el pedido de la UBA –promovido por los consejeros radicales– para que la Inspección General de Justicia (IGJ) envíe un veedor al congreso de la federación, lo que es rechazado por el frente de izquierda que hoy conduce la FUBA (ver aparte).

Después de un fin de semana de negociaciones, la novedad de ayer fue que las dos fuerzas que lideran la FUBA –el PO y La Mella– acercaron posiciones con el kirchnerismo. Si bien La Mella ya venía bregando por una lista de unidad capaz de derrotar a las agrupaciones vinculadas con Cambiemos, hasta la semana pasada el PO desestimaba esa posibilidad con críticas a La Cámpora.

“Nosotros, ante todo, no vamos a permitir que el macrismo se quede con la federación de los estudiantes”, dijo a este diario el responsable político de La Cámpora en la UBA, Julián Eyzaguirre. Pero aclaró que el frente de unidad se va a concretar si se respeta la representación que obtuvieron en las elecciones del año anterior: las agrupaciones K exigen una presidencia tripartita o, al menos, la vicepresidencia en soledad.

Desde La Mella, el copresidente de la federación Adrián Lutvak, insistió en la necesidad de llegar a un acuerdo: “Hay que aunar esfuerzos contra el macrismo y la avanzada derechista en la universidad y el país. Sería un error no hacerla. Dejemos de lado las mezquindades”.

El copresidente de la federación por el PO, Julián Asiner, dijo a Página/12 que “otorgarle la presidencia tripartita al kirchnerismo es imposible”, pero sí abrió la posibilidad de una lista común con La Cámpora, que denominó “acuerdo técnico” y que llevaría a que el PO y La Mella continúen al frente de la FUBA y que el kirchnerismo obtenga la secretaría general de la federación.

De concretarse ese escenario, algunas fuerzas como Izquierda Socialista ya adelantaron que saldrían del actual frente de conducción y, junto con otras corrientes afines, intentarían formar una nueva lista por afuera.

Si bien parece complicado, el espacio de Franja Morada todavía tiene chances de recuperar la FUBA, que perdió con la caída de la Alianza en 2001. El bloque autodenominado reformista necesita que algún sector con muchos delegados (la izquierda, el kirchnerismo) presente lista propia y habilite el quórum para sesionar. Si hay congreso y si el frente entre el kirchnerismo, el PO y La Mella no logra cerrarse, los radicales irían hacia una victoria segura.

Los últimos dos años no hubo quórum, y este año nada garantiza que lo habrá. Lo más probable es que, sin frente de unidad, ninguna fuerza acredite delegados y nuevamente se frustre el congreso.

Otra posibilidad, aunque parece la más lejana según las fuentes consultadas, es que el reformismo no acredite sus delegados. Entonces el “peligro de perder la federación a manos de la Franja” se habría disipado para el resto de las agrupaciones y se plantearía otro escenario.

Desde el radicalismo opinaron que la actual conducción “busca continuar con la usurpación de la federación”. Plantearon que están buscando un contexto de escándalo: “Se agarran del quórum o cualquier vericueto para sostenerse a cualquier costo”. Además, reclamaron que esta elección sea “transparente” y que todo transcurra con “normalidad”.

Informe: Gastón Godoy.