Apenas entrando en calor, con baja participación, ayer empezaron las elecciones en la Universidad de Buenos Aires (UBA). El estreno correspondió a los comicios estudiantiles, en las facultades de Ciencias Sociales, Medicina, Arquitectura, Filosofía y Letras, Veterinarias, Psicología, Farmacia y Ciencias Exactas. La votación seguirá hasta el viernes, y desde hoy comenzará a desarrollarse el proceso electoral en las demás unidades académicas, sumándose los claustros de graduados y profesores. La repetida pregunta del primer día fue, previsiblemente, si los resultados de los comicios nacionales del domingo tendrán consecuencias en los de la universidad.
Salvo en algunos contextos puntuales, la impresión de los dirigentes universitarios es que el efecto no será importante. En el caso de los egresados y los docentes, porque se trata de padrones acotados, en los que agrupamientos y apoyos se definen mayoritariamente en función de la vida académica y, generalmente, en el contacto personal. Diferente es el escenario en el movimiento estudiantil: no sólo es mucho más amplia la población abarcada (ronda las 300 mil personas), sino que muchas agrupaciones tienen definidos vínculos con los partidos que disputaron la elección nacional. Aunque una de las características salientes de esta carrera electoral en la UBA es el camuflaje de unas cuantas agrupaciones.
“Después de la caída de Franja Morada en 2001, en las facultades bajó la partidización. Incluso, muchas tratan de evitar el vínculo con los partidos. Desde que se reconvirtió el panorama electoral, el caudal de votos depende mucho más del trabajo interno durante el año que de los partidos políticos”, consideró Pablo Gordon Daluz, de la socialista Nuevo Derecho (MNR). “En alguna facultad, donde se combina con inserción académica, puede ayudar el cartel del ARI. Pero eso se diluye habiendo ganado Macri, que no tiene peso en el movimiento estudiantil. Lo mismo pasa con el kirchnerismo. En las elecciones de centros de estudiantes del año pasado se mataron por el sello K y no pasó nada.”
Algo similar se piensa en los sectores que apoyan críticamente al Gobierno. “No creemos que haya incidencia de los resultados del domingo. Sí puede ser en el cansancio de los militantes”, dijo Cristian Bay, de la agrupación Felipe Vallese. “Nuestra campaña (en Sociales) está orientada a lo académico gremial, sin referencia a lo nacional ni a la Ciudad. Nos interesa discutir un cambio para la universidad y la facultad. Estamos en contra de los aparatos políticos tradicionales en la universidad, que hoy tienen más desarrollo a través de la izquierda, como antes a través de Franja”, señaló. Para Agustín Vanella (MST) –copresidente de la Federación Universitaria de Buenos Aires por el frente de izquierda 20 de Diciembre–, el rebote de la elección nacional sólo podría favorecer ligeramente al ARI en Derecho y en Arquitectura. “Pero en el resto de las facultades no va a incidir. El kirchnerismo, que, sin ser el gran ganador, salió mejor parado de las elecciones, no tiene agrupaciones para trasladar ese resultado y lograr un correlato en la universidad. En los últimos años la cuestión nacional no se ha reflejado en las elecciones universitarias.”
A diferencia de ejemplos no tan lejanos, una característica evidente en estos comicios estudiantiles es “la tendencia de las agrupaciones a tapar su nombre para lavarse la cara y conseguir más votos –dijo Laura Casal, de la independiente EVET (Veterinarias)–. Como no tienen inserción real, otra cosa que hacen es poner en la lista más independientes para parecer más representativos”. Y Bay redondeó: “Muchas tendencias quieren acomodarse mejor y sus sellos tradicionales ya no tienen prestigio. Por eso asumen posiciones menos ideológicas. Pero es marketing, para no quedar pegados”.