Desde adentro del movimiento estudiantil de la UBA, una decena de agrupaciones independientes y de centroizquierda –kirchneristas incluidas– resolvieron enfrentar el bloqueo al gobierno universitario que viene realizando la FUBA, conducida por la izquierda. “Queremos que se haga la asamblea y se normalice la universidad, como un medio para lograr una profunda reforma”, coincidieron ante Página/12 referentes de La Mandrágora, Movimiento Universitario Evita, Megafón, La Vertiente, Movimiento Universitario Sur, IURE, RCP y Demos, en un planteo al que se suman también las agrupaciones QRS y Colectivo para la Transformación Universitaria, todas con inserción en facultades de la UBA.

Algunas de estas agrupaciones que ahora se oponen a la conducción de la FUBA –en manos del PO, el MST y la CEPA– participaron de las movilizaciones contra la candidatura de Atilio Alterini, al inicio del conflicto, impidiendo las primeras reuniones de la asamblea universitaria. “En su momento fue fundamental el rol del movimiento estudiantil. Pero hoy, al no advertir que cambiaron las condiciones políticas, con su falta de diálogo y su prepotencia, la FUBA está boicoteando toda posibilidad de transformar la universidad.”

Implícito en la postura de estas agrupaciones –que ahora intentan reposicionarse en el escenario estudiantil– figura el acuerdo entre diversos sectores políticos alcanzado por la mayoría de los decanos, quienes proponen una plataforma de consenso y la candidatura a rector y vicerrector de los decanos Rubén Hallú y Jaime Sorín. “Entre nosotros hay matices de opinión frente al acuerdo. Por eso no nos encasillamos con ninguna fórmula, sino con un planteo político por un proyecto universitario comprometido con la realidad social”, aclararon ayer, en un encuentro con este diario.

Las agrupaciones mencionadas están convocando pasado mañana, a las 19, a “una concentración pacífica frente al rectorado, en defensa de la UBA y a favor de la realización de la asamblea universitaria, capaz de impulsar una transformación de sus estructuras, democratizar el cogobierno y avanzar en el debate sobre una nueva Ley de Educación Superior”. Detallados en un texto que está siendo difundido estos días, sus argumentos incluyen un llamado a la participación de la comunidad académica y de “toda la sociedad, a organizaciones sociales y personalidades de la cultura, para instalar un debate intersectorial sobre la transformación que necesita la universidad”.

La dirigencia de la FUBA respondió a las críticas. “Nadie puede sostener que nosotros estamos impidiendo la reforma, cuando lo que queremos es que se haga inmediatamente una asamblea para modificar los estatutos de la UBA, junto con un plebiscito para que la mayoría decida”, dijo Juan Pablo Rodríguez, copresidente de la federación. En su perspectiva, las elecciones recién realizadas revalidaron el plan de lucha instrumentado por la FUBA “mientras que las patas estudiantiles del kirchnerismo patinaron como locas”.

Fuera de la federación y también del espacio de centroizquierda quedó el bloque reformista (Franja Morada, MNR y aliados independientes): “Lo que está pasando es un mamarracho. La asamblea se tiene que hacer y el consejo tiene que sesionar –dijo Walter Palacios, consejero superior–. En ese marco, coincidimos con la idea de hacer un plebiscito para que toda la comunidad se exprese sobre la reforma”.