UNIVERSIDAD
Razón de ser de la universidad
Por Horacio Bouchoux *
El anuncio realizado la semana pasada de que la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) está a punto de cerrar por falta de presupuesto, para qué negarlo, puede haber servido como despertador para una importante franja de la sociedad respecto de la situación crítica en la que se encuentran, no sólo la UNLP, sino la inmensa mayoría de las universidades nacionales. Sin embargo, para quienes somos parte de la comunidad universitaria y desde hace años venimos denunciando que las políticas aplicadas (desde adentro y afuera de la universidad) llevarían indefectiblemente a esta crisis, la situación no es novedosa. Pero reducir el problema de la universidad a un problema meramente presupuestario (que obviamente existe y es acuciante) es, en alguna medida, asumir la lógica economicista de quienes la denostan y la quieren destruir. Los problemas de la universidad superan ampliamente la falta de fondos y hoy los universitarios nos encontramos ante la pregunta fundamental con respecto a nuestra razón de ser en esta Argentina devastada.
Quienes pensamos y soñamos con otro modelo de universidad en el marco de un país libre y con justicia no podemos caer en la trampa de discutir sólo la cuestión presupuestaria. En este contexto social, político y económico –del que sería redundante hacer cualquier descripción–, la universidad debe cumplir un rol central, decisivo, en la estructuración de un nuevo proyecto de Nación independiente y para todos los argentinos. Debe poner todos sus esfuerzos en la investigación, la extensión, la enseñanza de grado, al servicio de la reconstrucción del país.
A pesar de todo lo crítico de su situación, tiene con qué. Contamos con recursos humanos y con una inmensa tradición histórica de lucha y compromiso con nuestro pueblo. Contamos con lo mejor y más comprometido del campo científico e intelectual de nuestro país, contamos con la tradición de los reformistas de 1918, con el ejemplo de Forja y de todos quienes resistieron desde el campo intelectual y cultural, con el de los luchadores por la educación laica, y con la memoria de todos los que, desde la universidad, dejaron su vida luchando por un país distinto. Contamos con miles de docentes y graduados que, día a día, desde las aulas o la investigación, resisten activamente y construyen alternativas. Contamos con un movimiento estudiantil que fue y seguirá siendo ejemplo de lucha y sujeto de transformación de nuestra sociedad. Hoy a la universidad argentina le va la vida en esto. Porque no hay universidad nacional en un país que desaparece.
* Consejero superior de la UNLP; militante de Forjarte, Frente para el Cambio.