Si bien el decreto 1054 firmado por Raúl Alfonsín en 1989 autorizó a la UBA “a instalar y operar un servicio de radiodifusión sonora con modulación de frecuencia” en la ciudad de Buenos Aires, quince años después –recién en diciembre de 2004 y como resultado de 17 meses de intenso trabajo– la Subsecretaría de Medios de Comunicación de la UBA presentaba la carpeta técnica requiriendo “la autorización precaria para el inicio de las transmisiones”. Luego de numerosas gestiones ante el Comfer, en julio de 2005, Julio Bárbaro finalmente habilitó a la UBA para operar en la frecuencia 90.5 mhz., en la categoría F, equivalente a un alcance de 37 kilómetros. No obstante, días después, el entonces rector Guillermo Jaim Etcheverry requirió “de modo urgente el aumento de la categoría de la emisora a fin de cubrir el radio que justificara tanto el pedido como la adjudicación de la licencia... porque de lo contrario no se podrán alcanzar los objetivos propuestos”. Semanas más tarde, el 16 de diciembre de 2005, el interventor del Comfer respondía que “la banda alta se halla ocupada, en general, por emisoras autorizadas de alta potencia... por lo expuesto y teniendo en cuenta lo solicitado correspondería que el Comfer determine qué canal de la banda de FM es factible desafectar a fin de dar curso a lo requerido... En tal sentido, se destaca que la banda alta de FM corresponde a servicios que cuentan con licencia y/o autorización... que han generado derechos subjetivos que se verían vulnerados en el caso de desafectar un canal para la presente solicitud”.

Así, cuando ese caluroso martes 20 de diciembre de 2005, a las 18 y 20, el locutor Mario Portugal presentaba en sociedad a UBA: FM 90.5, la Radio de la Universidad de Buenos Aires, se cerraba un sinuoso ciclo de dieciséis años y se abría otro –aún no abordado pero de imprescindible tratamiento–- acerca del deber ser de un medio universitario. Desde esa tarde fundacional, UBA: FM 90.5 se integró al heterogéneo sistema compuesto por las treinta y nueve radios universitarias existentes en nuestro país, con la idea de perfilarse como una emisora universitaria, pública, ciudadana y cultural y, desde su propuesta de contenidos, como una radio-fórmula donde la información tanto universitaria como nacional e internacional, la educación a distancia, la extensión y la difusión de las distintas manifestaciones del arte y la cultura constituyan sus columnas centrales. Como resultado de una solicitud realizada a tal efecto, y con la inequívoca decisión política de construir construyendo la radio de la UBA entre todos quienes conforman su comunidad, la Carrera de Ciencias de la Comunicación –por ejemplo– elaboró un anteproyecto de gestión y administración para ser presentado ante el Consejo Superior.

Hoy, a un año de ser parte del aire radiofónico, un desafío nada menor sigue vigente pues el necesario debate acerca de sus características –como otros que atraviesan a la universidad– no se concretó. Sin duda, en cuanto medio público y ciudadano, UBA: FM 90.5 debiera tener como objetivos, entre otros, garantizar el acceso y la participación de todos los integrantes del mundo UBA (docentes, estudiantes, graduados y no docentes), asegurar la representación de todas las corrientes de opinión, estimular el pensamiento crítico y analítico para descifrar el devenir de los acontecimientos y trabajar para construir un modelo de calidad e innovación que desafíe los cánones estéticos y culturales generados por las radios del sistema comercial tradicional. Quizás así, la radio de la UBA se aproxime a lo que reza en una artística institucional locutada por Eduardo Aliverti que señala “UBA: FM 90.5, la memoria del presente”.

* Profesor de Ciencias Sociales, fundador de UBA: FM 90.5, ex subsecretario de Medios de Comunicación de la UBA.