UNIVERSIDAD › CAROLINA SCOTTO, RECTORA ELECTA EN CORDOBA
Scotto anticipa sus planes para la universidad más antigua del país: una reforma política, ingreso abierto y recuperar la extensión.
› Por Javier Lorca
Por primera vez en 394 años de historia, la Universidad Nacional de Córdoba tendrá a una mujer como rectora. “Espero que genere un efecto positivo sobre el rol de la mujer en la vida académica”, se ilusiona Carolina Scotto, doctora en Filosofía. Tras haber derrotado al oficialismo de centroderecha que gobernó durante los últimos años la UNC, la nueva rectora asumirá en abril, con el sustento de un frente que se define progresista y reúne desde sectores independientes y socialistas hasta radicales, juecistas y peronistas.
–¿Qué correlato político tendrá el hecho de que una mujer asuma el rectorado de la UNC?
–Creo que va a tener un significado importante. No sólo es la primera vez que se elige a una mujer como rectora, sino que la UNC es la universidad más antigua del país y tiene un perfil conservador. Espero que genere un efecto positivo sobre el rol de la mujer en la vida académica, y también en otras instituciones sociales. Por supuesto, en gran medida todo eso va a depender de la calidad de gestión que logremos desarrollar en la universidad. Quiero aclarar que, más que ser mías, todas estas expectativas las he recibido desde la sociedad.
–Partiendo de una cultura institucional con fuertes intereses corporativos y, demasiadas veces, prácticas clientelares, ¿cómo propiciar la transformación que su plataforma propone?
–Ese es el gran desafío que la comunidad universitaria de Córdoba está esperando encarar. Creemos que es posible como resultado del trabajo que venimos realizando desde hace años, primero como una minoría política, tratando de mostrar que hay formas de gobernar con pluralismo y democráticamente. Esperamos poder generalizar un modelo de gobierno basado en prácticas políticas transparentes y, además, imprimir un volumen más intenso de actividad. También representamos un cambio político respecto del grupo que venía gobernando la UNC...
–¿Por qué se produjo el cambio?
–Por dos razones. En parte por crecimiento de nuestro espacio a lo largo del tiempo. Durante muchos años estuvimos casi en el ostracismo, mostramos firmeza y demostramos que es posible construir una alternativa, no depender de los beneficios conseguidos de mal modo. Y también por un agotamiento notable del actual oficialismo, que terminó fracturándose en el último año. El contraste ha sido bien visible, entre un oficialismo que sólo entendía gobernar desde la hegemonía y la imposición de una mayoría, y nuestro acento puesto en mejorar la calidad institucional de la UNC, incorporando a todos los sectores de la comunidad académica en forma plural.
–¿Cuáles serán las principales líneas de acción de su gestión?
–Lo primero que vamos a activar es la discusión para buscar consensos sobre el conjunto de reformas estatutarias que necesita la universidad para permitir una participación más amplia y más clara de los diferentes estamentos de la comunidad académica. Respecto de las autoridades unipersonales, vamos a impulsar la no reelegibilidad por más de dos períodos. Todavía está abierta la discusión sobre cómo será el sistema de elección de decanos y rector, pero en el claustro docente la idea es que sea mediante elección directa, previendo la representación de las minorías. Otro punto importante y sensible es el de la acotada ciudadanía política de los docentes. Creemos que no se debe vincular la ciudadanía política a la condición del docente. Vamos a revisar el sistema de concursos y a combinarlo con la carrera docente que queremos crear, un sistema mixto que esperamos mejore la situación laboral y académica de los docentes. A la vez, queremos universalizar los derechos políticos docentes con requisitos mínimos de antigüedad en el cargo.
–¿Qué propuestas académicas intentará desarrollar?
–El primer objetivo es conseguir una mayor articulación entre la docencia de grado y posgrado con la investigación. En cierta medida, esto va a depender de aportes presupuestarios para más dedicaciones exclusivas para los docentes, incrementar los subsidios a la investigación y a los becarios. Otra área que queremos recuperar es la de extensión, que siempre ha tenido políticas erráticas, por una larga tradición de ensimismamiento de la universidad. Queremos que el potencial de la universidad pueda participar más activamente en los debates públicos y en la búsqueda de soluciones para los problemas sociales. En ese sentido, aspiramos a poner la extensión al mismo nivel que la docencia y la investigación.
–¿Cómo piensa afrontar los problemas asociados con el ingreso y el pasaje de la escuela a la universidad?
–Es un tema que nos interesa muy especialmente, pero aún estamos definiendo las medidas a tomar. Sí vamos a desarrollar una política de contención de la matrícula bajo la premisa de que necesitamos más y mejores estudiantes. No creemos que estén sobrando los alumnos, ni que la universidad deba limitarse a recibirlos tal como llegan de la escuela. La idea es elaborar mejores propuestas de formación para los ingresantes: cursos de nivelación que los doten de recursos para que puedan permanecer en las carreras. También vamos a colaborar con la escuela media en la capacitación de docentes de los últimos años. Otro aspecto en el que estamos en deuda es la difusión de la oferta de la universidad: hace falta una tarea más activa para reorientar la matrícula y estimular carreras que hoy tienen poca demanda.
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