Mar 20.08.2002

UNIVERSIDAD

Sin plata y aulas, Ciencias Sociales no podrá dar clases el próximo año

Así lo advierten las autoridades de la facultad. Reclaman un aumento presupuestario y una solución para la falta de espacio. La matrícula estudiantil creció un 100 por ciento en seis años.

› Por Javier Lorca

“En estas condiciones, Sociales no puede comenzar las clases el año próximo.” La terminante señal de alerta fue encendida por las autoridades de la facultad ante el aumento de la matrícula y la persistencia de los problemas presupuestarios y edilicios que esa unidad académica de la UBA arrastra, en forma creciente, desde hace al menos seis años. Justamente en ese período, la cantidad de alumnos que estudian en Sociales aumentó más de un 100 por ciento: en 1996 eran 9800 estudiantes según el censo de la UBA y hoy, de acuerdo con los cálculos de la facultad, superan los 20 mil. En el mismo lapso, el presupuesto creció sólo un 7 por ciento, hasta alcanzar los 9,2 millones de pesos actuales. “Para cubrir las necesidades mínimas necesitaríamos 12 millones”, dijo a Página/12 el vicedecano Eduardo Grüner.
“Con la declaración de emergencia presupuestaria que realizó la semana pasada la UBA, el reclamo se lo hacemos extensivo al gobierno nacional”, siguió Grüner. “Pero, en principio, le reclamamos al rectorado de la universidad, porque Sociales es la facultad más retrasada dentro de la UBA.” Esta vez, la interminable crisis de Sociales parece haber tocado su techo. Además de anunciar que en 2003 no podrían comenzar las clases, las autoridades están decididas a tomar medidas de protesta concretas: “Una de las posibilidades que estamos analizando es levantar una carpa en la playa de estacionamiento que está atrás de la facultad y dar clases ahí”, contó el vicedecano.
A principios de este año, la gestión encabezada por el decano Federico Schuster organizó una comisión integrada por las propias autoridades, el centro de estudiantes y los gremios de docentes y empleados para analizar la situación de la facultad. En aquel momento, como informó este diario, el resultado fue una declaración de emergencia edilicia y presupuestaria. Ahora la situación se agravó. Normalmente, en el segundo cuatrimestre baja la matrícula de alumnos. Pero esta vez subió en 1400 estudiantes. Mientras en los últimos períodos Sociales recibía al año unos 1600 alumnos provenientes del Ciclo Básico Común, en 2002 casi se duplicó la cifra: llegaron 3 mil.
Las autoridades de la facultad creen que la crisis del país multiplica el número de alumnos: “Mucha gente que se quedó sin trabajo aprovecha para volver a estudiar y terminar su carrera. Y las nuestras son carreras relativamente baratas, que no exigen insumos caros como pasa con las de Arquitectura, por ejemplo”, explicaron.
Ciencias Sociales funciona en dos edificios desde 1997, una en la zona de Plaza Houssay y otra en Parque Centenario. “Tenemos más de 20 mil estudiantes cursando en dos sedes que suman 16 mil metros cuadradados. Calculamos que necesitaríamos unos 30 mil metros cuadrados para funcionar normalmente”, dijo el vicedecano.
Es un hecho que ya (otra vez) las aulas no alcanzan para atender a todos los estudiantes de Sociología, Comunicación, Ciencia Política, Trabajo Social y Relaciones del Trabajo. En el último cuatrimestre un millar de alumnos cursó en aulas prestadas por la Escuela Carlos Pellegrini, la Facultad de Medicina y la de Odontología. En ese momento, los cursos que no tenían aulas disponibles eran 60. Ahora son 76. Con préstamos similares se consiguieron 70 aulas en total. A una semana del comienzo de las clases tras el receso de invierno, hay al menos seis cursos (unos 200 alumnos) sin aulas para estudiar.
Tres fueron las alternativas que propuso la conducción de Sociales y tres fueron las respuestas negativas que recibieron. La primera era construir un nuevo edificio en el estacionamiento que linda con la sede de Marcelo T. de Alvear al 2200: fue descartada por el impacto ambiental que tendría. La segunda era comprar un edificio, concretamente el que ocupaba la firma Nestlé en el barrio porteño de Coghlan. Su costo ronda los 3 millones de dólares, algo así como todo el presupuesto anual de Sociales.La tercera propuesta era trocar sedes con alguna otra facultad de la UBA menos apremiada. “Lógicamente, sabíamos que ningún decano iba a aceptar algo así”, se admitió en Sociales.

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