En esta entrevista, Rubén Giustiniani describe el proyecto del socialismo para reemplazar la Ley de Educación Superior. Incluye gratuidad, cogobierno igualitario y mejoras presupuestarias.
› Por Julián Bruschtein
Derogación de la vigente Ley de Educación Superior, gratuidad de los estudios, ingreso libre, mayor financiamiento, igualdad de representación estudiantil y docente en el cogobierno, así como participación de los alumnos en los procesos de evaluación en los concursos docentes, son las principales propuestas para la reforma del marco legal universitario que prevé el proyecto de ley presentado por el Partido Socialista. Además –explica Rubén Giustiniani, senador y candidato a vicepresidente por la Coalición Cívica–, impulsa como idea central la universalización de la educación superior.
–¿Puede rescatarse algo de la ley vigente?
–En nuestro punto de vista, no hay posibilidad de una modificación de la actual ley. Debe haber un cambio sustantivo y para eso hace falta una nueva ley, porque tiene que contener un cambio de paradigma. La ley actual fue dictada bajo la lógica de la educación como parte del mercado, no como derecho ni como desarrollo para la persona ni un país distinto. Como símbolo, debe cambiarse la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria. La Coneau debe dejar de existir porque está de la mano de una evaluación sustentada sobre parámetros y una lógica que no compartimos.
–Algunos sectores plantean que la autonomía fue utilizada como excusa para que la universidad se desconectara de la realidad nacional. ¿Cómo se la contempla en su proyecto?
–Para referirse al gobierno de la universidad hace falta hablar de autonomía y cogobierno. No hay cogobierno sin autonomía y hay que entender que no se puede pensar en ella como una caja de cristal en la que se mete a la universidad. Tiene que estar integrada a una realidad social y política del país y a un proyecto de Nación, porque el conocimiento hoy es una de las variables fundamentales del mundo globalizado.
–¿Qué propone para el financiamiento del sistema universitario?
–El régimen financiero es una parte troncal en mi proyecto, porque el presupuesto universitario debe ser una cuestión de definición política previa. No se puede seguir como hasta ahora, donde las instituciones prácticamente tienen dinero sólo para pagar malos sueldos a docentes e investigadores. Encarar una nueva etapa de la universidad sin poner como punto de partida un financiamiento educativo que esté a la orden de los requerimientos no tendría sentido. No sólo es posible sino necesario el aumento presupuestario a la universidad y a la educación, porque hoy estamos hablando de parámetros de financiamiento no muy lejanos a los ’90, si comparamos el presupuesto educativo general y el universitario en particular respecto del PBI. Es necesaria una inversión educativa muy superior. La ley de financiamiento educativo no da respuestas, por eso debe haber una decisión política de poner más dinero en educación.
–¿Qué propone para el cogobierno?
–La reforma de los estatutos forma parte del debate de la crisis universitaria del momento, y lo planteamos con una definición clara y contundente. Mi proyecto hace hincapié en la igualdad docente estudiantil. La historia demuestra que el movimiento estudiantil ha sido el sector más dinámico: la reforma del ’18 y algunas etapas posteriores como la universidad de Risieri Frondizi, a fines de los ’50, donde los estudiantes, y no los profesores, fueron quienes permitieron romper la barrera de los dogmas, en un proceso que desembocó en la UBA con Eudeba. No fueron casuales los tres premios Nobel, fueron producto del desarrollo de un nivel científico técnico fundamental. Por eso también proponemos que los estudiantes tengan representación con voz y voto en los concursos docentes.
–El tema del ingreso a la universidad también es polémico. ¿Cómo se presenta en su proyecto?
–Estamos en contra del examen de ingreso y de los cupos. Junto con la permanencia, es una cuestión muy importante. Aquí planteamos ingreso irrestricto y becas para los estudiantes de menos recursos. Esto es fundamental y también hace al concepto de partida, de la mirada que debe tener la ley, porque así como en el siglo pasado y el anterior fue primero la universalización de la primaria y de la secundaria, en este hay que apuntar a universalizar la educación superior: dotar a la inmensa mayoría de la sociedad de las herramientas del conocimiento. Sobre todo en un país donde la relación universitarios-población está muy por debajo de la existente en países europeos, Estados Unidos o incluso México. Este es otro de los puntos medulares que debe contemplar un proyecto de ley.
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