El Ministerio de Educación había asumido el compromiso de modificarla este año. Las posturas de rectores, alumnos y docentes.
› Por Julián Bruschtein
La derogación de la Ley de Educación Superior (LES) y la sanción de una nueva norma que la reemplace eran una de las metas que había anunciado para este año el Ministerio de Educación. Sin embargo, la gestión de Daniel Filmus termina el próximo 10 de diciembre y la norma sancionada en 1995 seguirá vigente. Incluso su ya designado sucesor, Juan Carlos Tedesco, anunció que la reforma de la LES será uno de los principales debates en la agenda educativa de 2008. Mientras un sector de los docentes consideró que la decisión fue “acertada” debido a la falta de un “debate profundo” en la comunidad académica, los rectores se definieron a la expectativa y los estudiantes de la Federación Universitaria Argentina (FUA) mostraron desconfianza por la “falta de prioridad que tiene la educación superior”.
Ya a mediados de año desde Educación se había dado a entender que la reforma o derogación de la LES se trataría en el Congreso una vez concluido el cronograma electoral. Con la salida de Filmus de la cartera educativa, y pese a la prórroga de las sesiones parlamentarias hasta fin de año, los tiempos para modificar el marco normativo universitario tienen fecha de vencimiento inmediata. La LES pasará a ser una cuenta pendiente, a resolver por la gestión cristinista. Así lo confirmó también el actual presidente del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), Sergio Maluendres. El rector de la Universidad Nacional de La Pampa explicó a Página/12 que quien asumirá como ministro de Educación a partir de diciembre “planteó que el tema tendrá importancia central en la agenda educativa del año que viene”, por lo que los rectores estarán a la espera de una nueva convocatoria para continuar con las discusiones.
Claudia Baigorria, secretaria general de la Conadu Histórica, uno de los gremios que nuclean a los docentes universitarios, estimó que “no sorprende que se haya dado de esta forma. Dentro de todo, termina siendo atinada la decisión, porque no hubo el debate necesario dentro de la comunidad educativa para arribar a consensos”. Tedesco declaró que “el proceso de debate ya se inició y continuará el año que viene. Se está trabajando, discutiendo y elaborando propuestas con todos los sectores. Todos estos debates permitirán en un momento no muy lejano tener una nueva ley con el consenso de todos los actores de la vida universitaria”.
El presidente de la FUA, Mariano Marquínez (Franja Morada), tomó la afirmación del actual viceministro como “una deuda pendiente, porque es una promesa que no se cumplió. Es evidente que no estaba muy firme la decisión política de generar un debate sobre la LES y los procesos electorales que hubo este año también impidieron que se trabajara todo lo que se hubiera podido”.
La LES ya lleva más de diez años de vigencia. Pese a las movilizaciones estudiantiles y la resistencia de las organizaciones universitarias, en 1995 fue promulgada, durante el gobierno de Carlos Menem. La norma posibilita la imposición de aranceles y reglamenta muchos aspectos del sistema universitario, avanzando sobre la autonomía universitaria. El propio Filmus, después de sancionar la Ley Nacional de Educación, reconoció que la LES era “la única ley del área” que quedaba con la impronta de la década pasada.
En agosto pasado, los rectores del CIN se reunieron en la localidad cordobesa de Vaquerías para debatir y elaborar un documento base para una nueva ley. Allí acordaron puntos generales, intentando no profundizar demasiado para no chocar entre las distintas posturas. Baigorria subrayó que se debería “abrir urgentemente un espacio de debate conjunto” para avanzar en una nueva ley que regule a las universidades. Pero ésta debería tener contemplada “la cuestión presupuestaria, porque no queremos terminar todos los años negociando con la Jefatura de Gabinete una reasignación de las partidas. Si va a ser así, el año que viene va a ser igual a éste: con conflictos y siguiendo un camino que profundizará el deterioro de la educación superior”. La postura de los estudiantes va en el mismo sentido: “La educación superior no ha sido la prioridad de este Gobierno, más allá de los aumentos salariales. Si en el futuro va a haber continuidad de las políticas impulsadas hasta ahora, no creemos que se ponga muy adelante en la lista de prioridades. El sistema universitario está encarando un proceso que antes no existía y el Ministerio de Educación hasta el momento está afuera de la mesa”. Consultado por este diario sobre la asignatura a resolver que quedó en la gestión Filmus, el secretario de Políticas Universitarias, Alberto Dibbern, aseguró que se continuaría “trabajando en el tema” y que “en lo personal el ministro saliente va seguir con la tarea desde el Senado”, para el que fue electo el último 28 de octubre.
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