Vie 23.11.2007

UNIVERSIDAD  › UN LIBRO RECUERDA A LOS DESAPARECIDOS DE LA FACULTAD

Por la memoria de Económicas

La Comisión por la Reconstrucción de la Memoria presentó una investigación que recupera la biografía de los 70 desaparecidos de la facultad de la UBA y la historia previa de la institución.

› Por Julián Bruschtein

“Las luchas del movimiento estudiantil de entonces... nuestras asambleas y actos en la rotonda y en las calles, la resistencia a la intervención y a las dictaduras que nos tocaron vivir, aun en condiciones difíciles de ilegalidad y represión, fueron parte importante de nuestra militancia.” El párrafo forma parte de la introducción del libro La rotonda de la memoria, que presentó la Comisión por la Reconstrucción de la Memoria de la Facultad de Ciencias Económicas (UBA), donde se da cuenta de los setenta estudiantes y docentes de la casa desaparecidos durante la última dictadura. Entre otros nombres, en esa dolorosa lista figuran Fernando Abal Medina, Raymundo Gleyzer, Armando Croatto, Silvio Frondizi, Gustavo Ramus...

La presentación del libro se realizó en la sede central de Económicas, este miércoles. A la tarde, entre cursada y cursada, mientras los pasillos de la facultad se llenaban de estudiantes, el evento no parecía llamar su atención. Un hombre entrado en años les preguntó a unos alumnos: “¿Dónde es el salón de actos?”. “En la puerta donde están esos viejos”, le contestaron. El salón estaba completo y, cuando aún persistía un leve murmullo, la atención fue ganada por el anuncio de que el decano Alberto Barberi había avisado que no iba “a poder concurrir”, generando algunos silbidos. Entre los presentes se encontraban varias Madres con sus característicos pañuelos, la sobreviviente Graciela Daleo y el ex rector del colegio Carlos Pellegrini Abraham Gak, entre otros.

El jefe del equipo de investigación fue el historiador Eduardo Gurucharri, quien desgranó la metodología de trabajo con la que encararon el libro. Explicó que habían entrevistado “a noventa personas, no sólo familiares sino también miembros activos de la comisión”. A medida que avanzaban, cuando se quisieron dar cuenta, contaban con “una montaña de papeles que teníamos que meter en 250 páginas”. Fue así que decidieron “dividir el libro en dos partes –explicó–, un primer acercamiento a la historia de la facultad en el período que va entre la Noche de los Bastones Largos y la dictadura” de 1976; y la segunda parte, compuesta por “las biografías que reflejan vidas, sueños y anhelos de nuestros compañeros”.

Para completar el perfil de los estudiantes y docentes desaparecidos, Gurucharri contó que accedieron “al archivo de la facultad, cuyo resultado es un tercio del libro aproximadamente”, y de donde pudieron extraer las firmas que ilustran y dan vida a cada una de las historias de los militantes. El historiador apuntó que al principio pensó que era “más complicado historiar la militancia y el colaboracionismo civil. Pero armar las biografías fue lo más difícil, rearmar las historias de vida me arrancó más de un lagrimón”. La Comisión impulsora se formó en 1997 y, al año siguiente, logró dar forma a la Cátedra Poder Económico y Derechos Humanos, cuya titular es Nora Cortiñas. Desde 2004, la cátedra dicta una materia curricular en la carrera de contador público.

Susana Viau, periodista de este diario que participó de la presentación, recordó luego que “algunas de las personas que están en este libro fueron compañeros míos de partido, el PRT”. Y le agradeció a Cortiñas, también presente, su “actividad permanente al lado de los jóvenes, de los trabajadores del subte, del casino, porque nosotros fuimos alguna vez jóvenes en conflicto”. A esa altura del acto comenzaron a circular dos grandes cajas forradas de papel amarillo con una abertura a modo de alcancía para recibir colaboraciones del público, ya que “el libro se distribuye gratuitamente gracias al Banco Nación, y nunca está de más juntar fondos para las actividades”.

Después de la emotiva intervención de Kamena Takara, hija de Juan, uno de los desaparecidos de la facultad, el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Duhalde, otro de los participantes, calificó el acto como de “recordación por los que no están, pero también de compromiso”, y agregó que la memoria debía ser “un instrumento de construcción de las nuevas generaciones. Porque es un arma de combate social, no es pacífica. Hacemos memoria completa para llevar a los criminales a los tribunales”.

La periodista María Seoane, ex alumna de la facultad y compañera de algunos de los homenajeados, por momentos al borde del llanto, recordó que detestaban “ese momento de vacío en el que los que se graduaban se ponían contentos por ingresar a ese sistema que nosotros combatíamos”. Al finalizar, Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, cuyo hijo cursó en la facultad, destacó que “más allá del testimonio de las Madres, que es rosado y tibio, cuando vemos la opinión de los compañeros de nuestros hijos nos ayuda a redondear la historia que nosotros no pudimos conocer de nuestros hijos”. Para terminar, los familiares leyeron los nombres de los setenta homenajeados. El público mezcló lágrimas con un grito: “Presente, ahora y siempre”.

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