- Boinas verdes. Con la llegada de más de cuatro mil estudiantes de todo el país, entre el viernes y el domingo, la ordenada y limpia San Luis mostraba al doblar cada esquina micros cargados de universitarios con pancartas, tacuaras y banderas, además de bolsas de dormir, mates y termos. Pero lo que más abundaba en la ciudad “que tiene desempleo cero” –al decir de su gobernador, Alberto Rodríguez Saá– eran las camperas y boinas verdes del personal de seguridad comunitaria.

- Espirituosas. El bunker de Franja Morada se estableció en el comedor de la Universidad de San Luis, reducto radical en el bastión de los hermanos Rodríguez Saá. Para amenizar la espera del congreso, el quiosco La moradita ofrecía bebidas espirituosas a precios populares: cerveza 5 pesos, “Fernet de litro 16 pesos”, y hasta “vino Toro a 4 pesos”.

- Trampas. La acreditación de los 950 delegados estudiantiles comenzó el sábado a la tarde, en el Vial Club de San Luis, en las afueras de la ciudad, donde se fueron congregando las fuerzas. El proceso de acreditación fue, como siempre, uno de los momentos críticos del congreso, por las trampas que suelen hacer o intentar las agrupaciones. Adentro esperaba la mesa ejecutiva de la FUA –integrada por radicales, peronistas varios, socialistas y otros—, quienes cada vez que aparecía algún problema se juntaban al fondo del galpón y resolvían a través del voto.

- Dedicatorias. “Qué boludos, qué boludos, la 125 se la meten en el culo.” Con banderas verdes y letras amarillas, los militantes de la CEPA (PCR), entonaban cantos de burla hacia los peronistas, por el rechazo del Senado. Los estudiantes del Movimiento Sur, les respondían aludiendo al rol de los “chinos” en el conflicto rural: “Olé, olé, olé olaaa, no sos de izquierda sos liberal, tu reforma agraria es la Sociedad Rural”.