El cuento por su autor

Publiqué en 1994 mi primer libro de cuentos titulado El mismo viejo ruido en la hoy desaparecida Beas Ediciones. Allí incluí “Farewell”. Fue el segundo relato que escribí (o reescribí, como se verá) desde que saliera en libertad en 1984. Si bien escribí numerosos textos tanto en la cárcel de La Plata como en las de Villa Devoto y Rawson, salí en libertad con las manos vacías. En el acápite del libro anoté lo siguiente:

No es mi intención ser verosímil. Sólo digo que estos relatos son el resultado de un extravagante y casi inútil trabajo de la memoria. Ya una vez fueron escritos. En “Farewell” se podrá encontrar de qué forma se perdieron. Ahora, aunque desvaídos, devenidos en restos, deformados por el mal recuerdo y el tiempo, vuelven con el mismo viejo ruido –casi imposibles–, así como regresan “las palabras, seres y cosas que enumeran los libros”.

En su momento, fue muy mortificante no poder recuperarlos. En mi terquedad, luchaba por reescribirlos palabra por palabra pero terminó siendo una tarea tan frustrante como dolorosa. Pensé que jamás volvería a escribir. Finalmente, llegó el milagro. Releyendo algunos libros con los que me entretuve en las celdas, sentí que una rara y ya conocida pleamar regresaba, me sentaba frente a la máquina de escribir y me permitía iniciar el primer cuento recuperado, “La muerte viaja en una Olivetti”. No fue fácil pero, de a poco, con paciencia, vi emerger esa Atlántida textual perdida.