LA MALA EDUCACIÓN,
de Pedro Almodóvar. Con G. García Bernal, F. Martínez y D. Giménez Cacho.
2004, 102 min. Gativideo.

Almodóvar o la asfixia del ombliguismo. Después de la muy buena Hable con ella, donde ponía mundo al servicio de una muy franca relación con sus personajes, en La mala educación el cineasta manchego riza el propio rizo. Como tiene el cabello del estilo muy ensortijado, parecería quedar enredado dentro de él. Narrada en dos tiempos, la historia de los dos viejos compañeros de secundario franquista, abusados por un cura, parece siempre más preocupada por sus barroquismos estructurales y churriguerismos formales, antes que por transmitir algo. Gael está impresionante como el travesti, y es muy interesante la doble mirada (entre la condena y la piedad) que se echa sobre el abusador. Pero el resultado es tan sofocante como una pecera hecha de infinitos espejos deformantes.



PELOTAS EN JUEGO,
de R. Marshall Turber. Con Ben Stiller, Vince Vaughn y Rip Torn.
2004, 89 min. Gativideo.

Otra gran película producida por Ben Stiller y sus amigos de Saturday Night Live. Como en Zoolander, como en la reciente Anchorman (editada en video el mes pasado), el destripe de tics propios de la sociedad estadounidense da por resultado un film feliz y resistente, crítico y gozoso. Pagado de sí mismo, kitsch hasta la náusea y machista hasta lo indecible, el mediático dueño de un gimnasio fashion (Stiller, en otra creación memorable) está a punto de apropiarse del gimnasio de enfrente, que es como si representara a la Estados Unidos de enfrente. Poblado de freaks y cuasi débiles mentales, este paraíso de los perdedores se levantará contra el enemigo, enfrentándolo en un juego a muerte: el juego del quemado, ese en el que un equipo barre al otro a pelotazo limpio. El resultado es para no perder.



LOCA DE AMOR,
de Laetitia Colombani. Con Audrey Tautou y Samuel Le Bihan.
2002, 95 min. Transeuropa.

Una admirable operación cinematográfica: agarrar a ese monstruo de Audrey Tautou (la de Amélie y la inminente Amor eterno) y develarla como tal. En la primera parte, Tautou se sigue comportando como si tuviera 11 años (y no precisamente los 11 años de Mozart). Rodeada de una asfixiante escenografía de tarjeta postal, llena de colores infantiles y flores rojas, la chica no se da cuenta de lo que el espectador ve a la legua: lo último que haría su amante, un hombre casado, es abandonar a la esposa para irse con ella. Sin embargo, insiste con el más ciego (adolescente) romanticismo. Hasta que se convence de golpe y se convierte ... en una loca asesina, dispuesta a todo. Un verdadero alivio, ver a esta verdadera Bambi humana transmutada en la Glenn Close de Atracción fatal.



INTIMIDADES,
de Rebecca Miller. Con Kyra Sedgwick, Parker Posey y Fairuza Balk.
2002, 87 min. Gativideo.

Escritora, guionista y realizadora, Rebecca Miller (hija del fallecido Arthur) adapta tres de sus cuentos, exponiendo una galería de retratos femeninos. Protagonizadas por Kyra Sedgwick, Parker Posey y Fairuza Balk (tres princesas del cine indie) y fotografiadas en un video digital indigente y granuloso, hete aquí las historias de una mujer white trash –golpeada, pero dispuesta a dar dura pelea–, una arribista editora neoyorquina y una chica que no sabe adónde ir, con su panza de un par de meses y su falta de hogar. Por suerte, la intención generalista –que podría haber degenerado en una ampulosa “pintura del alma femenina”– no se impone por sobre el cuadro individual. El resultado es una película modesta pero llena de matices, en las antípodas del film de mensaje.