Alfonso & Ezra Pound
Por Juan Sasturain

I
Con la democracia, dijo Alfonso El Joven, demócrata,
subido al púlpito desierto
de soberbios milicos desertores:
con la democracia –perdonando la parola– con la
democracia –digo que dijo con la boca (de urna) llena–
con la democracia se come
se cura y
se educa
Un aplauso –a la izquierda, por favor– un guiño
–a la derecha, por si acaso– y un comido acá
un curado ahí
un educado más allá
Creamos en, creemos a
y criemos luego al
Elector en Democracia, pensó
Alfonso (que no era precisamente) El Sabio:
Un Educado bien Comido y Sano que Vote Bien:
un Golem, bah,
imaginó y dijo:
Vamos a ver si nos sale, duerman sin frazada, la casa está en orden

Y Alfonso sopló –acaso demasiado fuerte o acaso
demasiado débil– sobre el
muñeco de barro democrático y
todo
se fue
al mismísimo
carajo.

Y Alfonso (repentinamente) El Rápido se fue también
pero sólo a baraja
inaugurando la fila de demócratas borrados y eso sí:
bien comido (por los piojos)
bien curado (de espanto)
desnucado sin la menor educación.
Se fue, apagó la luz y
dejó
la puerta
abierta.
Como los lemmings, como las encantadas
lauchas de Hammelin o de Miami,
los democráticos roedores suelen votar al Flautista
botarse por el Abismo.
Y eso se paga. Con usura.

II
Con usura precisamente
Con usura dijo Ezra El Viejo, libérrimo poeta y equívoco
fascista subido al
precario banquito de tres patas en el exilio de Rapallo:
Con usura
cantó en los Cantos con el dedo (y no la mano) en alto,
las uñas sucias de tierra italiana pisada por
cien siglos de legiones
condottieros y
papas empapados en incienso
y acciones de la banca
Con usura
–dijo Pound de una vez y para siempre
para los alemann, los medicis, los rotschild o los menem–
Con usura
ningún hombre tiene una casa de buena piedra /
cada bloque pulido bien encajado /
de manera que el diseño decore la fachada /
con usura ninguna pintura es hecha para durar ni para vivir con ella
sino que es hecha para venderla /
y venderla pronto / dijo el loco peligroso, el
Internado Incontrolable
que se salía de la fila para cantar los Cantos /
y cerrar los cantos
ante la ventanilla de los
padres ladrones / fundadores
de los Fondos
y los Bancos:
El tallador es alejado de su piedra / el tejedor alejado de su telar
CON USURA
no viene lana al mercado
la oveja no da ganancia con usura, usura es una peste /
mella la aguja en la mano de la doncella /
frena el ingenio del hilador
y el viejo Ezra Pound
–traducido a mexicanos tropezones, quién lo diría–
espera usado impecable
en los estantes devaluados de Corrientes.

Con usura, un ejemplar de los Cantos
–el tomo primero, edición de Cátedra
entorpecido de notas de gallegos prolijos–
cuesta cerca de cincuenta pesos.

Con usura, en democracia, Ezra Pound está
prohibido.