29-01-97 / Las primeras pistas

Tras la pista blanca

Investigación: Andrés Klipphan, Raúl Kollmann, Ernesto Semán

El jefe de la Policía Bonaerense, comisario Adolfo Vitelli, reconoció ayer a Página/12 que los investigadores del crimen de José Luis Cabezas están buscando la camioneta descripta por este diario: una Dodge blanca, con tubos antivuelco en su caja posterior. Fuentes policiales y de la SIDE señalaron que el vehículo estaría a nombre de un suboficial de la policía provincial del Gran Buenos Aires. Coincidentemente, un pescador amigo del gobernador Eduardo Duhalde le había dicho el mismo sábado que una camioneta similar estaba a las 7 de la mañana en el lugar, poco después de que el fotógrafo de Noticias fuera ejecutado. El gobernador pasó por el lugar unas horas más tarde, bajó para ver qué sucedía y siguió su marcha. El camino junto al que fue encontrado el cadáver de Cabezas es muy poco transitado y sólo lo utilizan los pocos pescadores que, como Duhalde y sus amigos, van todas las mañanas a esa laguna.

En la gobernación y en la Policía Bonaerense se reconocía ayer que efectivamente, como adelantó Página/12, la banda que operaba en Pinamar, dedicada al tráfico de drogas y al robo, fue organizada por oficiales de la fuerza reclutados en Quilmes, Florencio Varela y La Plata. Entre los funcionarios no hay coincidencia, en cambio, sobre los posibles motivos del asesinato. Algunos sostienen que Cabezas investigaba la conexión policial de los delincuentes y otros consideran que el crimen fue parte de una interna policial.

Lo que liga a la banda de Pinamar con el asesinato es la camioneta. El vehículo fue utilizado en diciembre por su dueño, un suboficial, para visitar a ex policías, confidentes, pasadores de droga y delincuentes comunes, a quienes propuso integrarse en la banda que operaría durante el verano en la costa atlántica. El objetivo era ejercer un fuerte dominio en la zona.

Ayer, uno de los más cercanos colaboradores del gobernador Duhalde dio detalles hasta ahora desconocidos sobre la presencia del vehículo en la escena del crimen. Entre las 7 y las 7.15 pasó por el camino un pescador que se dirigía al mismo lugar al que concurre el gobernador a tirar sus anzuelos. El pescador y su acompañante vieron el vehículo en llamas de la revista Noticias. Convencidos de que se trataba de una maniobra habitual --incendiar un auto para cobrar el seguro-, los veraneantes siguieron su camino. Casi dos horas después, pasó por el lugar el gobernador Duhalde. Al ver un helicóptero de la policía y varios móviles, bajó del auto para interiorizarse de lo que pensó era un simple accidente. A esa hora, los oficiales a cargo ya sabían que había un individuo dentro del vehículo pero desconocían su identidad.

-Cualquier cosa avisen -les dijo Duhalde y siguió su camino.


El embajador norteamericano, Terence Todman, de fluido acceso a los pasillos gubernamentales. Una oficina especial de la embajada se ocupa de los episodios de corrupción.

En el lugar de la pesca, el gobernador se encontró con los pescadores que habían visto el auto en llamas. Cuando Duhalde les comentó que había un cadáver dentro del vehículo, ellos se sorprendieron.

-Pensamos que era gente que quería cobrar un seguro quemando un auto. Incluso, unos metros más adelante, vimos una camioneta parada, con dos tipos adentro. Ibamos a gritarles: "Che, ya pueden cobrar el seguro".

Se trataba de la misma camioneta que merodeaba la fiesta en la que estuvo Cabezas.

Por la tarde, cuando Duhalde se enteró de que el cadáver correspondía al del reportero gráfico dijo, fuera de sí: "Lo secuestraron a 80 metros de donde estoy viviendo y lo dejaron para que lo vea en el camino que hago todos los días".

Anoche, el responsable de la investigación, comisario mayor Víctor Foguelman, dialogó con este diario: "Estamos tratando de esclarecer el asesinato. En el camino, es posible que surjan elementos sobre la banda de ladrones y narcotraficantes. Es cierto -agregó-, seguimos buscando la camioneta color claro".

Al igual que Vitelli, Foguelman dijo que no podía descartar la posibilidad de que estuvieran involucrados miembros de la policía provincial, y abonaban así el mayor temor del gobernador. A medida que pasaban las horas, ésa era ayer la pista que más dimensión tomaba en la intimidad del poder bonaerense.

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