Para conmemorar el 40º aniversario, el sello EMI lanzará esta semana el DVD The Beatles U. S. First Visit, un documento imperdible sobre la invasión. El día anterior a la llegada del grupo, los hermanos David y Albert Maysles (que cinco años después registrarían Gimme shelter para The Rolling Stones) fueron contratados por la empresa de TV británica Granada para registrar absolutamente todo. Y eso fue lo que hicieron, y eso es lo que se ve en el disco: una mirada íntima de la fiebre de esos días, acompañada por un extra en el que Albert analiza toda la experiencia y presenta varias escenas cortadas del original. Entre ellas, se ve al sonidista David poniéndoles auriculares por los que podían escuchar su voz al mismo tiempo que la emitían, y el delirio con el que los Fab Four celebran el hallazgo: ellos, acostumbrados a afinar incluso entre el permanente aullido de los fans, habían descubierto un mágico artilugio llamado retorno, pero que nunca llegarían a aprovechar como grupo. El documental permite comprobar el encantamiento que experimentaban Los Beatles con su nueva situación de estrellas, su buen vínculo con Murray the K y la docilidad con la que en ese entonces se sometían a los insistentes pedidos de reporteros y fotógrafos. Pero hay dos escenas que se llevan el premio mayor: en una se ve a un Ringo fiestero, bailando a todo trapo con dos chicas bien sixties en el Peppermint Lounge neoyorquino. En otra, al regreso de esa misma juerga, Paul y un Beatle no identificable, con la cabeza tapada por su abrigo (¿Quizá John, que estaba casado?) meten a una chica en su habitación de hotel. “Fuera. Acá la prensa no pasa”, murmura McCartney.