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Sociedad|Viernes, 20 de marzo de 2009
Preguntó en la Justicia si lo que vendía era legal y lo detuvieron

Tras las rejas por unas plantas

Un comerciante que vendía semillas y plantas consideradas rituales recurrió a la Justicia para saber si alguna de ellas está prohibida. La respuesta la recibió con un allanamiento a su negocio: terminó preso junto a dos empleados.

Por Emilio Ruchansky
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El peyote, una de las plantas que vendía en Olavarría el hombre que ahora quedó detenido.

Cocho tiene una quinta grande en las afueras de Olavarría, provincia de Buenos Aires, donde cultiva plantas que define como “raras, sagradas y exóticas”. Hace cuatro años que transformó su pasión etnobotánica en un negocio rentable, cuando montó un sitio web para vender lo que producía en su vivero y abrió una oficina en el centro de la ciudad. Antes consultó a la Justicia Federal para saber qué semillas y plantas podía comercializar porque muchas tenían efectos psicoactivos. La respuesta definitiva le llegó el miércoles pasado, cuando los efectivos de la Federal se llevaron detenido a Cocho y a dos personas que trabajan en la oficina por infracción a la ley 23.737 de drogas, “en carácter de comercialización de alucinógenos”.

“Vinieron cuatro policías, dos testigos y dos peritos, uno desde Mar del Plata y otro de Azul. Y lo trataron como si fuera un narcotraficante, pero son plantas de uso ancestral. Es como si te metieran preso por tener un árbol de cebil (es alucinógeno), si la plaza central de Tucumán está llena de estos árboles”, comentó ayer a Página/12 Pablo Cardoso, un amigo de Cocho que estuvo durante el allanamiento en la quinta. Además de cebil, desde el sitio cahuinadencul.com.ar se ofrecían “San Pedro”, salvia divinorum y peyote, algunas de las especies vegetales que fueron confiscadas durante el operativo.

Los peritos eran una especialista en botánica y otro en química, ambos fueron acompañados de la Subdelegación Olavarría de Policía Federal. Encontraron, entre otras vegetales, según el parte oficial, 72 plantas de efedra de la que se puede obtener efedrina, si se cuenta con un laboratorio y varias hectáreas cultivadas; 215 cactus conocidos como “San Pedro”, una variedad habitual en Catamarca, La Rioja y Jujuy, y 147 cactus de la variedad conocida como peyote (ambos contienen mezcalina). En la oficina allanada había 250 sobres con cortezas y polvo del cactus de la variedad yage, semillas de peyote.

Cocho y sus dos empleados fueron demorados en la comisaría federal de Olavarría, a la espera de que el juez de Garantías Antonio Cayetano Saladino acepte o no la propuesta del fiscal federal de Azul, Luis Surget, de abstenerse de la causa por tratarse, en principio, de un delito federal. El abogado de Cocho, Eduardo Lapente, contó a este diario que desde que demandó a pedido de su cliente saber qué plantas y semillas se podían vender sólo obtuvo respuestas dilatorias, que terminaron en una negativa general: “Le respondieron que él tenía que saber qué era legal o ilegal, por lo que presumo que ellos no sabían, porque mi cliente trae plantas de otros países también, que difícilmente estén identificadas”.

Su cliente tomó todas las precauciones, tenía el negocio habilitado, pagaba impuestos y nunca ocultó su trabajo. “El problema de fondo es que la ley de drogas es una ley en blanco porque, más allá de la cannabis o la coca, no menciona otras plantas, sólo sustancias químicas”, indicó Lapente. Sin embargo, para este abogado lo peor del caso es que se construyó el delito a posteriori. “Con esto quiero decir que se llevaron las plantas para analizarlas y ver qué sustancias psicoativas contienen y en qué cantidad; cuando en realidad un delito tiene que estar tipificado con anterioridad, si no, no puede aprobarse un allanamiento –explicó–. Es como dice Evo Morales, la hoja de coca no es cocaína.”

Pablo Cardoso, el amigo de Cocho, contó que tanto las plantas como las raíces y semillas que crecían en el vivero son usadas medicinalmente. La efedra, por ejemplo, es un hipotensor fuerte que sirve para bajar la presión o como antiasmático. Otras plantas, como el San Pedro o el peyote, tienen un conocido uso ritual. “El ayahuasca, por ejemplo, no se fuma como un porro con amigos, se consume en una ceremonia que tiene un diseño ancestral”, comparó.

La sospecha de Cardoso ante un operativo que podría haberse hecho mucho tiempo antes es que “algo se está tapando”. Concretamente, deslizó, la aparición de un cuerpo con las huellas dactilares borradas y la cara quemada con ácido, el mismo día que detuvieron a Cocho. El cuerpo podría ser de una joven de 17 años desaparecida hace una semana, Magalí Giangreco. “Y como se ve que la policía no puede resolver el caso”, dijo el amigo del Cocho, “quisieron distraer la atención de la gente”.

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