Con el canje de la deuda, y con la puesta a disposici贸n de los nuevos Bonos Par, CuasiPar y Descuento, con m谩s los intereses devengados desde el 31 de diciembre de 2003 hasta el 1潞 de abril de 2005, se termina una etapa dif铆cil y que generaba gran incertidumbre. Esto constituye un 茅xito notable, ya que a poco m谩s de tres a帽os de haber declarado la suspensi贸n de pagos, la Argentina regulariz贸 buena parte de su deuda externa en default. Dicho plazo, que mirado desde el lado de los acreedores podr铆a aparecer como excesivo, atendiendo las complejidades del caso, resulta por lo menos comprensible.
En cuanto a la t茅cnica empleada por el Estado nacional para reestructurar la deuda, la misma fue irreprochable:
n Se par贸 sobre la caja sin complejos, evitando comprometer pagos anticipados, desoyendo a quienes propon铆an esa v铆a a fin de descomprimir la situaci贸n y seducir a los inversores para ingresar al canje.
n Fue realista con la capacidad de pago del pa铆s y compuso una oferta agresiva, que con algunos ajustes beneficiosos mantuvo inc贸lume.
n No cay贸 en la tentaci贸n de querer congraciarse y mostrarse complaciente con los acreedores, defecto de algunos deudores que suele condenar al fracaso sus reestructuraciones.
n Tampoco recorri贸 el camino de patear el problema para adelante, haciendo una oferta meramente cosm茅tica, que pospusiera sin quita los pagos de capital e intereses por unos 10/15 a帽os, pasando el testimonio al pr贸ximo gobierno, como se hizo en otras 茅pocas.
n No existiendo norma internacional que regulara los procesos de default de deudas soberanas, despleg贸 una acertada tarea jur铆dica para obtener sentencias favorables en tribunales extranjeros y evitar que los acreedores pudieran embargar activos argentinos.
n Respet贸 las normas de emisi贸n de los t铆tulos p煤blicos en mora.
n Siendo un canje voluntario, cuyo resultado no pod铆a ser impuesto a los acreedores disidentes, utiliz贸 adecuadamente la coyuntura internacional netamente favorable, esto es: tasas de inter茅s muy bajas, la depreciaci贸n del d贸lar, los t茅rminos de intercambio que hicieron innecesario recurrir al cr茅dito externo, el cambio de la legislaci贸n belga que dificulta el embargo sobre los pagos de la deuda nueva que se realicen a trav茅s de Euroclear.
n Aprovech贸 inteligentemente la atomizaci贸n, la dispersi贸n geogr谩fica y el agotamiento de los tenedores de los t铆tulos en mora.
n As铆 como la fuerte desmotivaci贸n que implicaba para los acreedores, frente a la perspectiva de tener que invertir grandes sumas de dinero y de tiempo, para litigar en el exterior contra el Estado argentino, con un resultado bastante incierto.
No pueden perderse de vista las graves consecuencias que el incumplimiento de la abultada deuda asumida ocasion贸 sobre un pa铆s de las caracter铆sticas del nuestro, pero estos hechos consumados del pasado, afortunadamente no condicionaron la estrategia del gobierno actual, que, no siendo el que se endeud贸 ni quien declar贸 el default, se hizo cargo de la responsabilidad de resolver el problema con las manos libres.
Y as铆 fue que casi en soledad, salvo el apoyo brindado por la banca nacional, algunos sectores empresarios y el ciudadano de a pie, el Presidente de la Naci贸n tom贸 la decisi贸n pol铆tica, respald贸 la gesti贸n del ministro de Econom铆a y de su equipo de negociadores y consigui贸 un resultado que muy pocos esperaban, que marca un hito en la reestructuraci贸n de deudas soberanas.
No olvidamos algunos errores cometidos inicialmente en la comunicaci贸n de la propuesta a los acreedores, resaltando innecesariamente el porcentual de quita sin destacar adecuadamente sus aspectos positivos, desde帽ando que la 鈥渧enta del canje鈥 resultaba casi tan importante como el contenido econ贸mico del mismo, as铆 como algunas complicaciones finales en la designaci贸n de los bancos agentes. Pero definitivamente, ninguno de los detalles apuntados pueden empa帽ar el resultado alcanzado por la Argentina, al obtener el ingreso en el canje voluntario de casi el 80 por ciento de sus acreedores.
* Socio de Llerena & Asociados Abogados, especialista en reestructuraci贸n de deudas.
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