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Domingo, 18 de mayo de 2008
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Finanzas > Potente intervencion del Banco Central en el mercado cambiario

El efecto elefante

Para enterrar disparatados rumores y para controlar inducidas expectativas negativas, el BCRA impuso su presencia en la plaza ofreciendo d贸lares en cantidad. As铆 logr贸 frenar la minicorrida.

Por Pablo Simian
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El Banco Central concreta transacciones de unos 100 millones de d贸lares diarios en el mercado a futuro.

El Banco Central volvi贸 a intervenir en el mercado de cambios y forz贸 una baja de tres centavos en el precio del d贸lar en la semana, que cerr贸 el viernes a 3,18 pesos por unidad en su punta vendedora. En una primera etapa, la entidad monetaria sali贸 fuerte a marcar posiciones en los mercados de futuros, para luego reforzar la estrategia de las 煤ltimas ruedas cambiarias con operaciones de contado. En total, desde el lunes pasado se desprendi贸 de m谩s de 650 millones de d贸lares, monto suficiente para abastecer la demanda minorista que decidi贸 dolarizar sus tenencias frente a la incertidumbre generada por el lockout del campo.

La idea de Mart铆n Redrado era dejar en claro el amplio margen de maniobra con el que cuenta el Banco Central, respaldado por reservas totales por unos 50 mil millones. Por eso su postura vendedora alcanz贸, incluso, para hacer retroceder el valor de la divisa.

La mayor铆a de los operadores afirma que frente a la ausencia de elementos objetivos que avalaran una corrida bancaria, el Central hizo una interpretaci贸n adecuada de las se帽ales enviadas por los peque帽os inversores y bas贸 su actuaci贸n en contener las expectativas de ese segmento. As铆, adem谩s de inundar la plaza con billetes, se preocup贸 por controlar de cerca a los 鈥渢erm贸metros鈥 de la city: las pizarras de los bancos y casas de cambio que exhiben las cotizaciones. Por ese motivo, se mantuvieron contactos con banqueros y cambistas para monitorear el precio al que vend铆an sus d贸lares, con una restricci贸n inicial orientada a desalentar subas por encima de 3,21 pesos.

Otro foco de preocupaci贸n en el microcentro estuvo en la actuaci贸n de personajes que, en la jerga financiera, se denominan 鈥渃oleros鈥. Ese rol lo cumplen, en general, personas de bajos recursos que a cambio de 20 pesos son reclutadas para realizar operaciones de cambio en las entidades autorizadas y, en consecuencia, aparecer en las bases de datos del Banco Central, dejando en el anonimato 鈥揹e ese modo鈥 a los verdaderos propietarios de los fondos. El objetivo de esta operatoria, que infringe el R茅gimen Penal Cambiario, consiste en obtener billetes verdes en el sistema formal para desviarlos al mercado marginal, en el que la cotizaci贸n de la divisa es cuatro o cinco centavos m谩s alta.

Las 鈥渃uevas鈥 y los 鈥渁rbolitos鈥 justifican la diferencia de precio por la informalidad que brindan a los que adquieren d贸lares a trav茅s de ellos. Para limitar a los 鈥渃oleros鈥, cuyo accionar empuja hacia arriba el tipo de cambio, varios bancos y casas de cambio establecieron topes de venta de entre 1500 a 3000 d贸lares por persona, a instancias del Banco Central, que dispuso inspecciones en las entidades m谩s proclives a esos movimientos.

Otra medida tendiente a evitar la apreciaci贸n del d贸lar fue el impulso de las tasas de inter茅s. El Gobierno instruy贸 al Banco Naci贸n para que arrastrara el mercado de 鈥渃all鈥 (tasa interbancaria) hacia arriba, con la idea de que la banca privada encontrara m谩s atractivo en esos pr茅stamos que en la demanda de d贸lares. Con un aumento de unos tres puntos, la tasa avanz贸 hasta el 12,5 por ciento anual a mitad de la semana y luego inici贸 una tendencia descendente. A su vez, los plazos fijos tambi茅n remuneraron un mayor inter茅s, con rendimientos que rondaron el 12 por ciento para dep贸sitos minoristas. En tanto, los inversores m谩s sofisticados, con ahorros superiores a los 100 mil pesos, obtuvieron tasas cercanas al 20 por ciento anual.

Pese a que el d贸lar se ha convertido en una p茅sima inversi贸n en 2008, con una rentabilidad que fue superada por cualquier otra alternativa, con excepci贸n de los t铆tulos p煤blicos, a煤n sigue siendo refugio frente a escenarios de incertidumbre o de miedos inducidos.

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