Toda la prensa internacional y buena parte de la dirigencia pol铆tica del planeta tienen la mente absorbida por los efectos de la nueva debacle financiera de los centros especulativos del mundo central. El hecho no es para nada nuevo, salvo que su magnitud cuantitativa, al originarse esta vez en las hipotecas de inmuebles de todo tipo, incluyendo por supuesto la vivienda familiar, tiene y tendr谩 efectos importantes en la econom铆a real.
Es necesario salir un momento de la espectacularidad de la dimensi贸n de los fondos de salvataje y de la desconfianza profunda de los actores, para ratificar una y otra vez que el problema es recurrente: lo causa la existencia de grandes masas de dinero que por vocaci贸n o por falta de oportunidades se destinan a la especulaci贸n en lugar de la inversi贸n. Se busca fabricar dinero con dinero, en lugar de pasar por la producci贸n de bienes o de servicios.
La letra chica de la ley aprobada en Estados Unidos incorpora varias iniciativas de los senadores para favorecer la inversi贸n, que buscaron cubrir el grosero d茅ficit de ideas del proyecto enviado por George Bush.
Esa letra chica ayuda a entender d贸nde creen esos senadores que falta inversi贸n en el Norte. Esencialmente buscan estimular a las llamadas iniciativas verdes, que mejoren la ecuaci贸n energ茅tica, con una mayor proporci贸n de energ铆a renovables y a los peque帽os industriales o comerciantes. De la pobreza o de las diferencias por origen racial no se habla. All铆 siguen pensando que el derrame resuelve las cosas. Pero all谩 ellos.
驴Qu茅 podemos aprender y hacer en casa en estas circunstancias?
Ante todo convendr铆a cortarla con esa avidez de medios y de economistas para entender en qu茅 nos afectar谩 coyunturalmente esta crisis. Conviene ser m谩s ambiciosos, por varias razones.
Primero, porque con el tratamiento actual la cuesti贸n gira hacia discutir qu茅 hacer con los ahorros, lo que interesa a una fracci贸n menor de la poblaci贸n, cuando el problema nos debe preocupar a todos.
Segundo, porque se convalida esta idea que nada de fondo se puede hacer; que la vida viene y va, y que cuando aprieta la tormenta hay que agarrarse a un 谩rbol hasta que pase.
Aun alej谩ndose de la l贸gica del ahorrista a plazo fijo, la mirada actual en la Argentina es limitada, por no decir pobre. Hemos descubierto que en t茅rminos financieros locales no deber铆amos tener descalabros y, por lo tanto, los principales problemas surgir谩n de las dificultades que tengan otros, los que nos compran bienes. En efecto, la primera evidencia de que esa l贸gica podr铆a ser correcta es que la demanda de autos y autopartes de Brasil ya se resinti贸, porque all铆 la ola de la 鈥減谩lida鈥 financiera ya lleg贸 a la econom铆a real. La segunda evidencia es que la burbuja especulativa, que abarcaba a los precios de los granos, revent贸 con tanta fuerza que ahora los precios deber谩n rebotar luego de llegar por debajo del piso esperable, determinado por la fuerte demanda real. Los dirigentes agropecuarios, de mirada m谩s que corta, miope, se limitan a gritar reclamando el auxilio del Estado, entendiendo como natural un escenario basado en la c贸moda exportaci贸n de granos sin procesar o con transformaci贸n m铆nima.
Es cierto. Esa es la situaci贸n hoy. Pero tambi茅n la dependencia era la misma cuando la crisis del Tequila; cuando quebraron las sociedades de ahorro y pr茅stamo en Estados Unidos; cuando se especul贸 al alza con soja y petr贸leo. O sea, siempre.
驴Se puede cambiar? S铆.
驴Se busc贸 cambiar? No.
La magnitud de la crisis actual y, por ende, de los vol煤menes de dinero volador presenta parad贸jicamente una oportunidad muy relevante. Basta aplicar el mismo m茅todo que los senadores estadounidenses, pero en serio. Esto es: identificar d贸nde falta inversi贸n en la Argentina y promoverla a fondo. Si se quiere simplificar, para que todos entiendan, cuatro ideas centrales:
1. Tenemos que salir de las exportaciones sin valor agregado. No s贸lo porque hoy generamos trabajo en otros pa铆ses que se pierde ac谩 sino tambi茅n porque la carne de pollo o de cerdo o la leche en polvo sufren mucho menos las burbujas especulativas de los mercados a t茅rmino. Menos cuanto m谩s a medida de las necesidades del comprador es el producto vendido.
2. Tenemos mala distribuci贸n espacial de la producci贸n. El Norte argentino, una parte de Cuyo y una parte de la Patagonia ni siquiera aprovechan sus recursos naturales de manera eficiente.
3. Tenemos mala distribuci贸n del ingreso. Por encima del tironeo salarial actual, el problema necesita una pol铆tica agresiva para construir tejido productivo que reduzca nuestro d茅ficit comercial de m谩s de 15 mil millones de d贸lares anuales en bienes industriales. La manera m谩s corta de mejorar la distribuci贸n del ingreso es tener m谩s industria de buen nivel t茅cnico.
4. Estamos muy lejos de una econom铆a verde. Necesitamos mejorar nuestro medio ambiente, procesar nuestra basura, usar de manera eficiente la energ铆a, usar m谩s energ铆a solar o e贸lica. Necesitamos incorporarnos a la producci贸n de autos h铆bridos, con mucha tecnolog铆a nacional.
Una pol铆tica a la vez agresiva y solvente para cubrir todas estas brechas no s贸lo podr铆a absorber el ahorro nacional sino incluso convocar a parte del ahorro argentino hoy colocado en el exterior. Se necesitan instrumentos adecuados para canalizar la inversi贸n. Se necesita mucha t茅cnica aplicada. Sobre todo se necesita que toda la dirigencia pol铆tica argentina se convenza de que la mejor 鈥搕al vez la 煤nica鈥 manera de escapar de las crisis recurrentes del loco capitalismo con excedentes financieros es creer en la econom铆a real y, en consecuencia, marchar a contramano de la tendencia del mundo central.
* Presidente del INTI.
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