El presidente electo norteamericano se帽al贸 que una de sus prioridades ser谩 ampliar el seguro de desempleo a los nuevos desocupados. Barack Obama afirm贸 que ante una crisis las respuestas gubernativas deber铆an ser r谩pidas y eficaces. Salvando las distancias, la Argentina del 2001 ten铆a un desaf铆o similar. Arrastrando una recesi贸n de m谩s de tres a帽os y con una tasa de desocupaci贸n que superaba el 25 por ciento, la conflictividad social era alarmante. En ese contexto, se emiti贸 el decreto 165/02 estableciendo una prestaci贸n variable 鈥揺ntre 100 y 200 pesos鈥 para los jefes de hogar desocupados. Ese beneficio ten铆a dos limitaciones importantes: se otorgaba solamente por un lapso acotado (tres meses) y la cantidad de prestaciones depend铆a de los fondos disponibles.
A los pocos meses, la Mesa de Di谩logo Argentino (un foro integrado por sectores sociales, pol铆ticos, empresariales, religiosos y laborales) recomend贸 鈥渦niversalizar鈥 ese plan. La dirigencia reunida en ese foro sostuvo que se deb铆a asegurar un m铆nimo ingreso mensual a 鈥渢odas las familias argentinas鈥. Luego, el gobierno nacional implement贸 el Plan Jefes y Jefas de Hogar.
Los ejes de esa iniciativa eran el pago de una ayuda econ贸mica 鈥渘o remunerativa鈥 a cambio de la prestaci贸n de alguna tarea (actividades de capacitaci贸n o comunitarias con una dedicaci贸n no inferior a cuatro horas diarias ni superior a seis). En presencia de cuentas fiscales deterioradas, la decisi贸n de elevar significativamente el nivel del gasto p煤blico contrariaba los dictados de la ortodoxia econ贸mica. En el primer trimestre del 2002, el d茅ficit fiscal primario ascend铆a a 747 millones de pesos.
A pesar de algunos reparos, la cr铆tica situaci贸n social gener贸 un amplio consenso acerca de la necesidad de dar una respuesta 鈥渦niversalizadora鈥.
En los c谩lculos previos a su implementaci贸n, las autoridades calculaban que el total de potenciales beneficiarios ser铆a cercano a las 500 mil personas. En tal caso, los recursos presupuestados alcanzaban los 750 millones de pesos. Sin embargo, las presentaciones efectuadas para el cobro del subsidio fueron siete veces superior. Eso oblig贸 a una ardua tarea de depuraci贸n realizada por los funcionarios del Ministerio de Trabajo. Finalmente, dos millones de personas comenzaron a cobrar esa prestaci贸n. As铆, el ejecutado del a帽o 2002 alcanz贸 los 2257 millones de pesos.
La investigadora del Cedes Laura Golbert se帽al贸 a Cash que 鈥渇ueron las familias ubicadas en los deciles m谩s bajos de ingresos las que m谩s se vieron beneficiadas por este programa. Por otra parte, fue un programa que puede considerarse exitoso para reducir los altos niveles de conflictividad existente en esos momentos鈥. A partir del 2004, la cantidad de beneficiarios comenz贸 a decrecer por la confluencia de cuatro factores:
n Incorporaci贸n de 750.000 beneficiarios al mercado laboral formal.
n Traspaso al Plan Familias de 450.000 mujeres consideradas inempleables en el corto plazo. Ese programa asigna un ingreso no remunerativo que var铆a entre 155 y 305 pesos (de acuerdo con la cantidad de hijos). La percepci贸n de ese ingreso est谩 sujeto al cumplimiento de determinadas condiciones en materia de salud y escolaridad de los ni帽os. A tal fin, la madre debe presentar dos veces al a帽o los certificados de cumplimiento del Plan Nacional de Vacunaci贸n y la constancia de matriculaci贸n inicial y de regularidad escolar de los ni帽os de 5 a 19 a帽os.
n Mudanza de 92.000 personas a un Seguro de Capacitaci贸n y Empleo del Ministerio de Trabajo de la Naci贸n. En este caso se trata de un subsidio (225 pesos mensuales) que se asigna a aquellas personas que asisten a oficinas de empleo, que realizan tareas de formaci贸n y apoyo en la b煤squeda laboral.
n Se dieron de baja muchos beneficiarios que no cumpl铆an con los requisitos establecidos para cobrar el subsidio.
En s铆ntesis, hoy el universo incluido en el Plan Jefes de Hogar se redujo a 700.000 personas. A la vez, la recuperaci贸n productiva post convertibilidad permiti贸 mitigar muchos problemas. Aun as铆, las asignaciones pendientes contin煤an siendo numerosas. Actualmente, el Estado destina aproximadamente 3500 millones de pesos anuales a los tres programas en curso (Jefes de Hogar, Familias, Seguro de Capacitaci贸n y Empleo). Los posibles efectos de la crisis financiera internacional (despidos, suspensiones), obligan a repasar los resultados de esas coberturas y a imaginar nuevas respuestas oficiales. 鈥淗ay que mejorar los servicios de atenci贸n universal como la educaci贸n y la salud, coordinar las acciones que se realizan desde los distintos ministerios destinadas a la protecci贸n de la poblaci贸n y promover pol铆ticas desde los distintos municipios tendientes a fortalecer la cohesi贸n social. Sobre todo hay que abrir el debate sobre estas cuestiones con distintos actores sociales y pol铆ticas para dise帽ar una estrategia consensuada, leg铆tima y sustentable en el tiempo鈥, recomienda Golbert.
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