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Domingo, 5 de abril de 2009
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La reunion del G-20, propuestas de cambios y el sistema economico global

La revancha de Keynes

El G-20 en Londres concentr贸 la expectativa sobre una propuesta coherente y operativa de c贸mo realizar una reingenier铆a del sistema econ贸mico mundial para superar la crisis.

Por Daniel Kostzer *
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鈥淓l BM deber铆a ser un fondo para reducir las asimetr铆as del desarrollo鈥, afirma Kostzer.

Los organismos de Bretton Woods est谩n hoy bajo la picota. Verdaderos instrumentos de penetraci贸n ideol贸gica de las ideas m谩s extremas de la ortodoxia econ贸mica, no pudieron hacer nada de lo que su mandato original de 1944 les hab铆a definido, sucumbiendo en un panfletarismo sin par.

La conferencia de Bretton Woods, seg煤n dicen los que (como Henry Liu o Skidelsky) estudiaron los antecedentes, se realiz贸 en un hotel de New Hampshire, pasado de moda y reciclado de urgencia para alojar a los representantes de 45 pa铆ses, b谩sicamente debido a que los otros establecimientos de la regi贸n practicaban el segregacionismo, no solo por el color de piel, sino tambi茅n a los jud铆os, que eran mayor铆a en la delegaci贸n norteamericana, como su comandante, Harry Dexter White, y su segundo, Eddy Bernstein, todos ellos sospechados de pertenecer al Partido Comunista durante el macartismo. De hecho, el 煤ltimo asesor贸 al Che Guevara durante su paso por el Banco Nacional de Cuba.

Keynes termin贸 con gran frustraci贸n ese evento. Su propuesta de creaci贸n de una moneda internacional 鈥揺l bancor鈥 trascend铆a el marco de una nueva unidad de medida de las transacciones internacionales, y se basaba en propuestas muy bien fundadas para conseguir un sistema econ贸mico internacional que previniera las crisis recurrentes del capitalismo. Como dec铆a Joan Robinson, Keynes era un pesimista que, para defender al capitalismo en el horizonte temporal, suger铆a intervenciones p煤blicas a escala supranacional de gran magnitud. Seguramente hoy se necesita lo mismo luego de la reciente crisis.

La propuesta de que el Fondo sea un banco y el Banco sea un fondo no es meramente cosm茅tica. Para Keynes la International Clearing Union ser铆a como un banco al cual los pa铆ses en crisis de balanza de pagos y necesidad de divisas (el bancor) recurrir铆an tal como empresas que apelan al sobregiro para poner en orden sus cuentas, y no el remedo de 鈥渃omisario pol铆tico鈥 que termin贸 resultando el FMI. Este banco tendr铆a la capacidad de definir la tasa de inter茅s en funci贸n del nivel de endeudamiento del pa铆s, pero al mismo tiempo, cuando 茅ste supere ciertos l铆mites, operar铆an ajustes autom谩ticos 鈥揹evaluaciones鈥 en la moneda local. Este tratamiento tambi茅n operar铆a en aquellos pa铆ses con super谩vit mayor a las cuotas definidas, pero con signo opuesto, como modo de equilibrar al comercio internacional, y as铆 evitar monedas subvaluadas que en definitiva 鈥渆xportan el desempleo a su vecino鈥, como sostuvo Joan Robinson.

Por su parte el Banco Mundial deber铆a ser un fondo. Un fondo para reducir las asimetr铆as del desarrollo, o sea donde los pa铆ses m谩s avanzados contribuyen con una porci贸n de su riqueza para ser distribuida en proyectos que activen el potencial de aquellos que no pueden desarrollar su potencial por las condiciones en las que se insertan mundialmente. Este 煤ltimo no dar铆a cr茅ditos, sino que adjudicar铆a los fondos en funci贸n de proyectos estrat茅gicos y de largo alcance que permitan fomentar el crecimiento y la equidad.

Sin dudas ser铆a bueno volver a la 鈥渓etra chica鈥 de la propuesta original de Keynes en 1944 (隆65 a帽os atr谩s!), en lugar de intentar reinventar el agua tibia, buscando un punto b谩sico de entendimiento para este nuevo orden econ贸mico mundial que se debe recrear.

En el a帽o 2000, en el marco de las Naciones Unidas, 190 pa铆ses suscribieron los Objetivos de Desarrollo del Milenio, donde el noveno sostiene la necesidad de la creaci贸n de una alianza para promover una asociaci贸n mundial para el desarrollo, con objetivos que van desde la generalidad de un intercambio equitativo e inclusivo, hasta la necesidad de superar las barreras de la propiedad intelectual para llevar medicinas a los m谩s pobres. Poco de eso se hizo y la crisis parece postergar muchos de estos objetivos.

Se reuni贸 el G-20 en Londres con la expectativa de hacer una propuesta coherente y operativa de c贸mo realizar una reingenier铆a del sistema econ贸mico mundial para superar una crisis, creada por los m谩s ricos, pero que arrastra a los m谩s pobres. La apuesta de 20 a帽os de apertura indiscriminada de las econom铆as, globalizaci贸n sin cortapisas y desregulaci贸n para dejar operar a las fuerzas del mercado muestra hoy sus efectos perversos, que no se pueden medir en puntos de ca铆da de los 铆ndices burs谩tiles, la reducci贸n del comercio internacional, las quiebras de grandes empresas, ni mucho menos en el n煤mero de bancos que recurren al Estado por apoyo. Hay que medirlos en la 煤nica variable que debe importarnos y es en los retrasos y vuelta atr谩s en el desarrollo humano en todas sus dimensiones, que esta apuesta de un pu帽ado de timberos de traje oscuro se empecina en ignorar: vidas humanas, plenas, saludables y con las expectativas de que los hijos est茅n mejor que los padres.

* Docente FCE UBA.

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